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sábado,
19 de
noviembre de
2005 |
Espacios verdes
Cómo mejorar el jardín
Luis Fuster (ingeniero agrónomo); Gabriela Rinesi (diseño de espacios verdes); Marcelo Serra (paisaj
El diseño del paisaje es una disciplina que debe ir acompañada de un sólido conocimiento de las variables agronómicas y medioambientales. Esto va de la mano con la planificación anticipada y la ejecución en tiempo y forma de lo proyectado: cada etapa de plantación tiene su momento ideal y una técnica específica para su mejor realización.
En el diseño de jardines vemos que entran en juego disciplinas diversas tales como la construcción, electricidad, hidráulica y otras, las cuales se encuentran en muchos casos íntimamente vinculadas a nuestro trabajo y afectan en mayor o menor grado los planes previstos, por lo tanto deben integrarse a la planificación.
La jardinería es sin duda un arte, pero a excepción de algunos diseños con estilos orientales muy específicos, los pilares sobre la que se sustenta son al fin y al cabo, las plantas. De una correcta elección y combinación en relación a su entorno surgirá el resultado a obtener.
Así como un arquitecto no podrá abordar su obra si no conoce el comportamiento de los diversos materiales que la integran, un paisajista tampoco podrá desarrollar eficazmente su trabajo si no ha experimentado la adaptación de las especies a diferentes ambientes. No alcanza con saber los requerimientos teóricos individuales, es necesario haberlos experimentado en el terreno y aunque cueste aceptarlo, son necesarios muchos años de experiencia práctica para saber cuál es el verdadero comportamiento que tienen las plantas en un ámbito definido. Esta respuesta puede cambiar rotundamente incluso dentro del mismo predio donde está emplazado el jardín. Por ejemplo, no tendrá igual respuesta un liquidambar plantado en un lugar abierto expuesto a amplios rangos de temperatura y humedad que si se planta en las calles de un barrio. Esta afirmación es válida para la mayoría de las especies y es uno de los temas que más lleva tiempo aprender.
Según Burle Marx "el jardín es una obra viva, resultante de la combinación de diferentes formas, volúmenes y colores, a la manera de una pintura".
La idea es brindar algunos conceptos generales para saber adónde apuntar cuando se quiere mejorar un jardín. Si aceptamos que un jardín es un elemento dinámico que se modifica con el paso de las estaciones, es obvio suponer que este proceso también será acompañado por un deterioro natural generado por el paso del tiempo y por qué no también de algunas fallas en el manejo y mantenimiento de las plantas.
Primero hay que centrar la atención en diagnosticar si el diseño original planteado es adecuado o no. Para ello, verificar:
Buen manejo de las siluetas principales como matriz de diseño.
Equilibrio de las formas menores en relación a las principales (estratificación)
Distribución acertada de volúmenes.
Texturas bien asociadas.
Buena relación espacio vacío-espacio lleno.
Tratado de la funcionalidad: recorridos físicos y visuales predeterminados considerando factores tales como circulación, obtención de intimidad, aislamiento de ruidos y vientos, desarrollo de envolventes.
Componente visual-perceptual: configuración del paisaje en función de las diferentes vistas tomando los ángulos principales del observador.
Si estos aspectos están bien planteados, entonces habrá que focalizar el trabajo en el rejuvenecimiento de las estructuras decaídas, fitosanidad, nutrición vegetal programada y fundamentalmente renovar y/o crear nuevos lugares para generar movimiento. No hablamos solamente de canteros con herbáceas y flores sino también de alguna construcción que aporte nueva vida al lugar (pérgola, espejo de agua).
Si el diseño no cumple con una matriz aceptable, podrá reformularse, pero cuidado, la tendencia inmediata es querer cambiar lo máximo posible y es aquí donde muchas veces se cometen errores importantes. No necesariamente sacando y agregando cantidades obtendremos mejoras, lo importante es descubrir el concepto del espacio, cómo fue concebido en su origen y cómo lo imaginamos en su nuevo estado.
Imaginar y llevar a tierra una nueva identidad al jardín puede generar una propuesta atractiva. Hay que mirar detenidamente y en repetidas oportunidades el espacio a mejorar antes de decidir sacar, transplantar o modificar algo en él. Es necesario generar una imagen virtual que actúe simulando los cambios que pensamos realizar y visualizar el espacio con las nuevas ubicaciones o incorporaciones que vamos a sugerir.
Llevar al plano estas "imágenes" puede ayudar mucho, pero lo más importante es hacer el ejercicio de visualización creativa en la mente para que trabaje como un programa de diseño. Con los años este proceso se hace rápidamente y es más sencillo llevarlo al plano definitivo. La práctica demuestra que los programas de computación o los dibujos a mano alzada no siempre reflejan lo que va a ocurrir en realidad, la experiencia en el diseño y construcción es lo que produce resultados contundentes.
Importancia de los microambientes
Si uno releva un jardín asociado a una vivienda comprobará cómo se producen microambientes bien caracterizados y originados en la relación entre la construcción y las plantas existentes. Cada microambiente tendrá diferencias en exposición solar, conos de sombra, humedad relativa, humedad edáfica, corrientes de aire, temperatura ambiental, "mosaicos" de suelo, diferente grado de nutrición edáfica y un largo etcétera. Incluyendo estas pautas en la propuesta de mejora el grado de respuesta a lo que hagamos será mucho mayor.
Los proyectos de mejoramiento, si el diseño es aceptable, deben orientarse hacia reformas eficaces de bajo mantenimiento:
* Incorporación de herbáceas y flores de estación planificando la extensión y desarrollo de las floraciones relacionando los follajes a los colores (figura-fondo). Hay macizos de flores que individualmente son hermosas pero cuando se agrupan con otras no lucen.
Escamonda sanitaria y de limpieza general.
Sanidad vegetal: las plagas y enfermedades pueden destruir las plantas.
Fertilización por especies dentro de un programa de nutrición. Si se fertiliza aleatoriamente el perjuicio puede ser superior al beneficio.
Cuidar los árboles: especial atención a los añosos, que requieren cuidados especiales.
Si existe sistema de riego automático, controlar periódicamente su correcto funcionamiento. Es muy frecuente tener que regular ángulo de aspersores, tipo y alcance del abanico, chequear la calidad del agua, evitar impactos sobre el follaje y lugares de exceso o defecto de cobertura.
Tener muy buen césped: esta es una pauta clave. Los jardines pueden tener flores y hermosas plantas, pero si el césped es malo pasarán desapercibidas.
Contratar un servicio de mantenimiento competente.
Como guía básica para escoger las plantas podemos partir de estos criterios de elección de especies:
Agroecológicos
Adaptación al clima
Requerimientos edafológicos
Requerimientos hídricos
Respuesta a plagas y enfermedades
Respuesta a la polución
Necesidades de exposición solar y/o tasa lumínica
paisajísticos
Porte, volumen, silueta
Tasa de crecimiento y desarrollo
Textura
Cromática
Variables y evolución de fructificación-floración
Todos estos aspectos llevados a la práctica posibilitarán la percepción de la belleza proyectada en el diseño paisajístico. Aquí la elección y distribución de especies y la integración de los elementos ya mencionados como espejos de agua, pendientes del terreno, integración a la vegetación del lugar, sonidos y brisas se pueden fusionar para llegar a obtener una "danza" de colores, siluetas, texturas y aromas que darán al lugar características singulares.
El objetivo es "pintar" el paisaje, acercarse y acompañar el movimiento de las plantas revitalizándolas, creando motivos y nuevas sensaciones.
Para consultas y más información visitar www.fusteryasociados.com.ar
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Fotos
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El jardín es una obra viva, resultante de la combinación de diferentes formas, volúmenes y colores, a la manera de una pintura.
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