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 sábado, 19 de noviembre de 2005  
Informe especial - primera parte
Huellas de la memoria
El patrimonio cultural como recurso turístico. Los itinerarios del paisaje forestal santafesino

Ana María Cicchini

La necesidad de preservar el paisaje forestal, los pueblos heredados, como un legado patrimonial, ambiental, que resguarde la memoria colectiva del pueblo forestal, en lo concerniente a lo construido, constituido y transformado por el hombre a través de un espacio tiempo, implica una acción o tarea de consolidación, de consenso efectivo puesto que estos asentamientos y sus comunidades son un paisaje, "el paisaje del país paisano" que se ve peligrar ante el desmedido apetito especulativo acrecentado por la desidia y las proliferaciones de los "no lugares".

Este informe abarcará tres capítulos. El primero rondará acerca de La Forestal S.A.. El segundo profundizará sobre las acciones para transformar la decadencia en resurgimiento. Y el tercero, analizará los aportes para una política pública cultural turística


ACERCA DE LA FORESTAL S.A.
Pasados ya los 40 años del cierre de la última fábrica de tanino, ocurrido en La Gallareta, los pueblos forestales constituyen espacios históricos de gran interés para todos aquellos que se aventuran en recorridos turísticos diferentes. En la búsqueda de los constitutivos de estos posibles itinerarios nos posicionamos en el norte de la provincia de Santa Fe en el llamado Chaco santafesino, llanura rodeada de bosques ricos en maderas industriales, corazón boscoso del norte donde su protagonista el quebracho colorado se mostraba como un inmenso yacimiento que fue atacado por diferentes frentes.

Esta explotación tenía o generaba una apariencia de progreso que hacía "brotar" pueblos en medio de los bosques como Villa Guillermina, Villa Ana, La Gallareta, Golondrina, Intiyaco, Colmena, Garabato y otros en tierras que hasta entonces eran lugares de correría de cazadores y "recolectores de indígenas. No se puso ningún empeño en la preservación de ese recurso que era y podía ser renovable.

Y es así como la compañía Forestal del Chaco, llega a ser la primera productora de tanino a nivel mundial. Posteriormente absorbida por capitales ingleses y franceses constituye la "Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Ltda., la cual al fusionarse con nuevos capitales dominó toda la extensión de los departamentos de 9 de Julio, Vera y General Obligado en Santa Fe, contando con seis fábricas de tanino, 400 km de vías férreas, policía y moneda propia "el vale".

Su herencia se traduce en una explotación irracional de la riqueza del bosque, y en una serie de poblados creados también con el mismo criterio, es decir, transitorios, sujetos a la fatalidad del agotamiento del quebracho, donde el interés privado de la compañía extranjera se antepuso al interés público del gobierno nacional y provincial.

Una vez elegido el sitio para el emplazamiento de un pueblo, como allí no se trataba de colonizar ni de subdividir para vender lotes destinados a chacras o a la ganadería, La Forestal, sin intervención estatal, con sus propios ingenieros y técnicos, sin denunciar trazado, hizo relevamientos, trazó planos e inició la tarea de construir edificios, viviendas, fábricas, conservando el dominio sobre toda la tierra.

Cada pueblo comprendía: una fábrica de tanino (cinco en la provincia de Santa Fe: La Gallareta, Villa Ana, Villa Guillermina, Tartagal, Santa Felicia), edificios para la administración, para habitación del gerente y empleados casados, una "soltería" para empleados, para obreros, ranchos o viviendas modestas para peones, alejadas del centro urbano donde se levantaban las construcciones principales, la casa de visitas, el gran almacén de ramos generales, panadería y carnicería.

Un pueblo completo construido en poco tiempo, arbolado, con calles rectas bien cuidadas, algunas tapizadas luego con aserrín de quebracho, club deportivo, cancha de golf, y todos los servicios, luz eléctrica, agua corriente, fábrica de hielo, sistema cloacal, farmacia y médico. Son pueblos que nacieron "adultos" dentro del criterio de lo que es un pueblo, una villa a principios de 1900.

Su fisonomía de pueblos forestales se mantiene casi intacta y recorriéndolos se revive la época de la explotación del quebracho colorado. Los documentos escritos reflejan sistemas de trabajo, crédito, pago, convenios de trabajo y de seguro, la atención de la salud, registros de empleos, reuniones sociales, funciones de cine, bailes, educación y comunicaciones.

La Forestal dejó una historia para la polémica permanente y miles de historias fascinantes; la nostalgia de una época de esplendor, las frustraciones de sucesivos intentos de reactivación de los pueblos a través de la industria, una mentalidad dependiente difícil de revertir y una idiosincrasia que prevaleció a las formas culturales foráneas.


RECONSTRUIR EL PASADO
Es por eso que a partir de su percepción, de su comprensión y participación, es desde donde se ha de reconstruir su pasado por medio de las huellas de la memoria urbana rural y proyectar su futuro, alojando las aspiraciones de un espacio mejor para el desarrollo de la vida del hombre y además considerando que la preservación o conservación del patrimonio cultural urbano-rural ambiental, no se entiende ya como la necesidad de mantener monumentos o piezas de museo para su contemplación, sino como la más activa integración de las piezas a la vida del hombre.

Este interés se apoya sin duda alguna, en la toma de conciencia de la importancia que ese patrimonio cobra desde el punto de vista cultural. Puesto que el mismo está integrado no sólo por el conjunto de valores abstractos sino por objetos concretos poseídos en común y heredados de las generaciones precedentes.

No se trata de una herencia genética, sino de una transferencia de conocimientos y experiencias acumulados de objetos culturales que constituyen la "memoria histórica vigente". Su preservación contribuye al arraigo y coherencia del medio social, y aporta pautas orientadoras para la acción de las futuras generaciones.
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