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sábado,
19 de
noviembre de
2005 |
Economía creativa
La inteligencia y el conocimiento como nuevos insumos del urbanismo. Racionalismo innovador, flexible y contemporáneo.
El decano de la Facultad de Arquitectura cuenta las conclusiones del último congreso internacional de Bilbao
Aníbal Fucaraccio / arquitecto
El último Congreso Anual de la Asociación Internacional de Urbanistas (ISOCARP) celebrado en Bilbao planteó la necesidad de "generar espacios para la economía creativa". El arquitecto Héctor Floriani asistente en octubre al 40º aniversario de la institución explicó hacia adónde apunta la disciplina en el ámbito mundial. "El título del congreso estaba muy vinculado a la problemática actual de Bilbao y fundamentalmente planteaba la necesidad de ver qué se puede hacer desde el urbanismo, la planificación física o el ordenamiento espacial, para contribuir a generar condiciones para el desarrollo de la economía creativa", señaló el decano de la Facultad de Arquitectura de Rosario (UNR).
Profundizando en esa definición Floriani comentó que la nueva economía internacional "hace hincapié en la creatividad, la innovación y la inteligencia. Es una economía que depende cada vez menos de los insumos tradicionales y cada vez más de la inteligencia y el conocimiento", explicó.
"En los países capitalistas maduros y avanzados, se pone mucho énfasis en la economía creativa. El Congreso afirmó el intento de orientar la economía hacia esos sectores".
-¿Surge otro tipo de racionalismo?
-Es una racionalidad contemporánea más blanda, pero no irracional. Detrás de esta postura se tratan de incorporar los elementos de incertidumbre que son característicos de los escenarios actuales. El planteo racional omnicomprensivo y abarcador clásico del pensamiento moderno fue superado por los hechos y demandado por realidades que son mucho más complejas.
-¿Hay una propuesta superadora?
-Los arquitectos, urbanistas, políticos, pensadores y filósofos han comprendido que la razón omnicomprensiva no es una herramienta útil a la hora de enfrentar los desafíos contemporáneos. Hace falta una racionalidad más flexible, capaz de incorporar dinámicamente los nuevos datos que aparecen sobre el tablero y que ya no se proponga controlar la totalidad de las variables en juego sino incidir sobre las variables estructurales. Se debe tener una mirada muy atenta para ir reconociendo los cambios en esas variables.
-¿Cuál fue el balance de esa experiencia profesional?
-Me quedó fijado que no hay un futuro mejor si no es con esfuerzo para construirlo. El progreso -entendido en términos inclusivos- no viene solo, hay que conquistarlo y los frutos le deben llegar a todos. En este Congreso quedó demostrado que la planificación urbanística territorial es una herramienta potente al servicio del progreso y hay que estar dispuestos a usarla con enorme responsabilidad.
-Desde ese punto de vista, ¿cómo ve lo que está haciendo Rosario?
-Los rosarinos debemos estar orgullosos de la tradición urbanística y cívica, que es fruto de un trabajo colectivo donde la fuerza política que tiene la responsabilidad de la conducción central en la ciudad tiene evidentemente un mérito mayor. Por supuesto uno se puede poner un poco impaciente y querría avanzar más, pero en estas sociedades contemporáneas abiertas no hay margen para mesianismos ni para decisiones que bajen de una cúspide iluminada. Acá es preciso liderazgo y encontrar algunos consensos para seguir adelante. Ese trabajo es arduo y lento. En ese contexto, con sus dificultades, Rosario igual está avanzando.
-¿Quedan cuentas pendientes?
-Habría que hacer más cosas. Hay algunos intentos, pero es necesario ampliar la mirada. No debemos perder la relación entre la mirada estratégica y la acción focalizada. Eso implica pensar el territorio micro regional (el área metropolitana) en el largo plazo y en ese contexto se deben definir las intervenciones puntuales.
-Bajo esta perspectiva, ¿cómo analiza la oportunidad que significa Puerto Norte?
-Desconozco el proyecto definitivo pero creo que los rosarinos estamos demasiado acostumbrados a que el proceso de renovación y modernización pasa por la construcción lote a lote de nuevos edificios. Hay que entender que eso es demasiado poco. Hay que imaginarse el desarrollo de la ciudad a través de operaciones más integrales y de mayor escala. Rosario tiene en Puerto Norte una oportunidad interesante de cómo se puede hacer ciudad contemporánea de manera integral.
-¿En qué lugares de Rosario se verifica una apuesta a la economía creativa?
-Hay que entender que ese concepto no es igual en Holanda que en Argentina o Mozambique. Los países como el nuestro, que tienen un nivel de desarrollo relativo, participan de procesos presentes en las economías avanzadas. En ese sentido, los espacios para la economía creativa tienen que ver -al igual que en Holanda- con iniciativas vinculadas a desarrollos de polos tecnológicos. De hecho, Rosario está generando dentro del Centro Universitario de Rosario (CUR) un polo tecnológico en el que participan el sector privado, la Municipalidad y la Universidad. Esa es una muestra de un lugar donde iniciativas creativas vinculadas al conocimiento pueden tener una ocasión de progreso.
-¿En qué se diferencian con países avanzados?
-En nuestro medio también es innovadora la generación de ocasiones de desarrollo autosustentable. Por ejemplo, la política de granjas urbanas que encontró en nuestro país un enorme grado de desarrollo en la peor crisis de 2001-2002. En nuestro contexto, esos proyectos tienen un correlato físico y social que tienen que ver con la innovación. Además, hay que tener en claro que innovación implica necesariamente incorporar población en el proceso de modernización.
-¿La política actual constituye un real aporte?
-La política urbanística de los últimos 20 años en la ciudad ha tenido una notable continuidad y eso fue altamente positivo. En los escenarios contemporáneos, los inversores económicos también se ven afectados por la calidad ambiental y por las imágenes que proponen los centros urbanos destinatarios de esas inversiones. Las transformaciones urbanísticas de Rosario, fundamentalmente vinculadas al sistema costero, constituyen un gran aporte a la generación de espacios para la economía creativa.
-¿Rosario se muestra como una ciudad flexible?
-Presenta una situación espacial, urbanística y cultural muy permeable. Está en sintonía con lo que sucede a nivel global. Por supuesto, desde su posición de ciudad que pertenece a un país de desarrollo intermedio.
-¿Cuál cree que será el próximo desafío para el urbanismo en el mundo?
-Pasa por dos componentes. Uno es la inclusión social y otro tiene que ver con la hipoteca que hemos construido sobre nuestro soporte natural. El espacio del futuro debe garantizar inclusión y sustentabilidad medioambiental. Esos son los dos enormes desafíos que no son directamente urbanísticos pero el urbanismo como disciplina puede y debe aportar muchísimo.
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