La furia de los nadies

Desde hace algunas semanas las agencias de noticias nos informan de una oleada de incendios de automóviles otros incidentes callejeros en Francia. Por estos días no sólo París, sino también Lyon serían escenarios del descontento. Pero claro, se muestra a este brote de violencia como surgido de la nada y corresponde decir que los protagonistas de estos hechos sufren cotidianamente el escarnio de la pobreza y la marginación, son los excluidos de una sociedad que despilfarra recursos en manos de una minoría, mientras les niega a muchos de sus habitantes el derecho a una vida digna con educación, salud y viviendas. Días atrás en Haedo (Buenos Aires) ardieron un tren y la estación ferroviaria, se difundieron esas imágenes profusamente, pero poco se habló de la estafa diaria a la población por parte de la empresa concesionaria subsidiada por el Estado, y que pretende transportar como ganado a las personas que asisten a sus trabajos de largas jornadas con bajos salarios. Hay desequilibrios e injusticias en la sociedad que cruzan las fronteras, una violencia material y simbólica que engendra otras violencias. La furia de los nadies está larvada porque una serie de mecanismos de alienación y desinformación actúan banalizando lo importante y exaltando lo superfluo. Es preciso tomar conciencia que vivimos una sórdida etapa de egoísmo institucionalizado. Es imprescindible superarla pues como especie corremos serio riesgo de autodestrucción por necedad de los poderosos del planeta.

Carlos A. Solero