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sábado,
22 de
octubre de
2005 |
Un estudio reveló la notoria ausencia de recambio político en todas las esferas del Estado
Elecciones 2005: No se fue nadie, se quedaron todos
El escaso compromiso ciudadano y cierta bonanza económica hicieron olvidar rápidamente la crisis del 2001
Corría diciembre del 2001 y la frase que más sonaba era "que se vayan todos". Sin embargo, funcionarios que ocupan en la actualidad cargos ejecutivos y legisladores y que llegaron a la función pública a partir de la renovación del 2003 poco tienen de nuevos políticos.
Un estudio de la Fundación Bicentenario que analizó la carrera pública de quienes hoy ocupan un cargo o que surgieron tras las elecciones del 2003 concluyó que el reclamo de renovación no se materializó.
"Son los mismos nombres, nada más que se dan algunos en que diputados mutaron a ministros, legisladores que cambian de Cámara, gobernadores que ahora son senadores y viceversa o de importantes funcionarios y legisladores en las diversas administraciones provinciales que pasan a ocupar cargos en el Ejecutivo nacional o en el Congreso nacional", destaca el informe.
"Las elecciones del 2003 representaron la primera posibilidad de renovación, y se votó a los mismos de siempre que cambiaron de cargo, pero son los mismos", explicó Gisela Candarle, a cargo de la investigación.
¿Está mal que los políticos hayan ocupado otros cargos anteriormente? "No está mal", reflexionó Candarle, aunque aclaró que esos políticos no representan el reclamo que se popularizó con la crisis. "Frente a la queja no hubo gente nueva que provenga de la ciudadanía. No hay gente nueva que se postule. El pueblo reclama, pero no se mete", analizó.
El estudio refleja que dentro del Poder Ejecutivo sólo el secretario de Cultura, José Nun, no tiene antecedentes en la actividad política.
En las Gobernaciones la renovación fue nula. De las 23 jurisdicciones que eligieron mandatarios en el 2003 ninguno de los electos era primerizo. "El 43 por ciento, es decir, diez de ellos, ya había ocupado el cargo de gobernador, ya se trate de reelectos en el 2003 o con un período intermedio. Los restantes gobernadores venían de ser senadores, diputados, intendentes, ministros o legisladores provinciales", muestra la investigación.
En el caso de la renovación de la Cámara de Senadores, ocho provincias eligieron nuevos representantes. El 47 por ciento de ellos ya se había desempeñado como legislador a nivel nacional.
Mucha trayectoria
En la Cámara de Diputados, en el 2003 se renovaron 129 bancas. De 122 legisladores analizados (porque siete diputados no entregaron la información), sólo el 2,45 por ciento carece de trayectoria política previa.
Entre las conclusiones, el trabajo revela que la ciudadanía, que en apariencia reclamaba la renovación, votó masivamente por los candidatos y partidos conocidos y tradicionales.
Además, el estudio de la Fundación Bicentenario pone de manifiesto que en el interior de cada partido también se refleja la crisis. "Las estructuras partidarias son impermeables a nuevos dirigentes y la participación de los afiliados es mínima", explicó Candarle.
El trabajo evidencia, además, que el problema no es sólo patrimonio de un partido específico. "La falta de renovación de nombres se verifica en todos y en todo el país", concluye.
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La ciudadanía no aprovechó la oportunidad de oxigenar la política.
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