|
sábado,
22 de
octubre de
2005 |
El poder del presidente
Assad, al borde del abismo
Con el informe sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, se anuncian tiempos difíciles para el presidente sirio, Bashar al Assad, su gobierno y sus antiguos aliados en el Líbano. El fin de la era Assad y la renuncia del presidente libanés, Emile Lahoud, son ahora más probables que nunca. Incluso la milicia proiraní Hezbolá, cuyo desarme exigen desde hace tiempo Israel y Estados Unidos, sufre la presión por su histórica fidelidad a Damasco.
El presidente Lahoud sale especialmente perjudicado por la conversación telefónica de uno de sus colaboradores, cuya grabación ha sido transcripta en el informe. "El primer ministro (Hariri) irrita siempre al presidente (Lahoud) y le decimos (a Hariri) que debe estar tranquilo y le gritamos. (Lahoud) ha dejado claro que las cosas no pueden seguir así", dice la grabación. El colaborador de Lahoud detalla en la conversación con el general del servicio secreto Rustum Ghassale una campaña para forzar la renuncia de Hariri.
Un enigma para Bush
En lo que respecta al presidente Assad, que hasta ahora no ha sido acusa do directamente por el fiscal Mehlis, existen dos futuros escenarios posibles. Por un lado, que se compruebe que fue él quien ordenó el asesinato de Hariri porque el ex premier estaba decidido a acabar con la intervención siria en la política libanesa. En este caso, las sanciones económicas de la ONU y la indignación de los sirios podrían forzar el exilio de Assad.
Pero si las próximas investigaciones demuestran que Assad no tenía conocimiento del complot, el mandatario salvaría su pellejo de la justicia. Sin embargo, quedaría en evidencia como una marioneta sin poder real, utilizada por una elite que opera en la sombra.
La gran pregunta es qué vendría después de Assad. Analistas árabes se cuestionan hace meses por qué el presidente George W. Bush no trabaja más activamente para que el mandatario sirio abandone el poder. Se estima que su moderación se debe a las dificultades para reemplazarlo por un gobierno más amistoso con Estados Unidos.
La oposición siria se divide principalmente en tres grupos: los Hermanos Musulmanes, la oposición socialdemócrata de izquierda con un ala socialista y un pequeño grupo proestadounidense, que opera desde el exilio. Pero los islamistas y la izquierda son fuertemente antiamericanos y antiisraelíes. Y la oposición siria en el exilio, que vive mayoritariamente en Estados Unidos, no cuenta con apoyo entre la población.
Mientras tanto, el presidente Bush reclamó ayer una urgente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, tras conocerse el informe sobre el asesinato de Hariri. En declaraciones efectuadas en California, Bush calificó de "profundamente perturbadoras" a las conclusiones del informe del fiscal Mehlis. La investigación "sugiere de forma firme que el asesinato motivado políticamente no podría haber tenido lugar sin la participación siria", subrayó el mandatario. (DPA)
enviar nota por e-mail
|
|
|