Maltrato de un chofer

Somos tres docentes a cargo de un grupo de alumnos con necesidades educativas especiales de la Escuela Especial Nº1.330 Connar que concurrimos los martes por la mañana a la Escuela Taller de Educación Manual Nº3.033 Libertad acompañando a nuestros alumnos en un proyecto de integración con otros espacios educativos en el área tecnología. Desde el primer martes del mes de abril del corriente ciclo lectivo, a las 10.10 aproximadamente, en la esquina de Balcarce y Tucumán, aguardamos el ómnibus para trasladarnos en la línea 136/137 de regreso a nuestro colegio. Nunca hemos tenido problemas con los choferes de esa línea, siempre han sido muy cordiales. Pero las excepciones existen lamentablemente, y los otros días hemos padecido una de ellas. El chofer del interno 47 de la línea 136, del coche patente WL310, tuvo realmente un maltrato hacia nuestros alumnos. Desde el momento en que el primer niño ascendió al colectivo, su predisposición fue nula. Se molestó por la lentitud al subir, por haber puesto uno de los chicos la tarjeta en sentido inverso, por tener pases de discapacitados que demoran un segundo más que las tarjetas comunes... Pero peor aún fue cuando a uno de los alumnos se le cayó la tarjeta en los escalones del colectivo y no pudo levantarla por la urgencia que este chofer demostraba con el pedal en el acelerador. ¿Cuál fue su reacción? Gritarle al niño, apurarlo grotescamente, hacerlo sentir de la peor manera posible. Todo el trabajo escolar realizado día tras día fue malogrado en un segundo por este empleado de la línea 136. Causa mucho dolor ver a un alumno llorando tratando de entender el enojo del conductor para con él. Los alumnos son especiales todos y cada uno de nosotros es especial. No es mi intención hablar de discapacidad e integración, sí podemos decir que este señor es un discapacitado para brindar el servicio que realiza como trabajo diario.

Isabel Nasini de Fossati,

directora del Connar