|
martes,
11 de
octubre de
2005 |
Crónicas santafesinas. Un paseo por la historia, presente y futuro de las localidades del interior provinvial
Piñero, un pueblo apacible que busca
crecer ofreciendo un lugar estratégico
El silencio y las arboledas sorprenden a los visitantes, que no pasan inadvertidos para los pobladores
Silvia Carafa / La Capital
Piñero. -No hay bancos, bares ni ciber, pero sobran los pájaros y el silencio. Los vecinos cuentan que la localidad conserva la quietud de sus primeros tiempos, y eso les gusta. Les da la libertad de hacer de las veredas y las calles espacios compartidos para charlar al sol, andar en bicicleta o caminar sin apuro.
"En Piñero todo queda cerquita", dicen para aludir a las treinta manzanas urbanizadas con casonas antiguas de terrenos amplios y con un centro geográfico ineludible: la plaza y la iglesia, ambas, impecables y coloridas.
La plaza es el centro de reunión de los domingos, allí se congregan los jóvenes y los adultos. Tal como sucedió el pasado 16 de agosto, cuando celebraron la Fiesta de San Roque, patrono del pueblo. Allí hubo misa, procesión, espectáculos de folclore durante todo el día, y un buen bufet. Cada año, ese día, regresan al pueblo los que debieron abandonarlo por distintos motivos y se suman a sus parientes para pasar una jornada de anécdotas y recuerdos.
Piñero comparte el acceso con la localidad de Alvarez, a través de la ruta provincial 20. Ambos pueblos están separados por apenas dos kilómetros pero unidos por una historia común, además del movimiento por cuestiones comerciales, salud o educación.
"Vamos hasta Alvarez para hacer las compras, enviar un fax o para ir al médico", citan los piñerenses a modo de ejemplo. El pueblo también se relaciona con Rosario a través de un transporte público que cobra dos pesos y ofrece frecuencias de 45 minutos.
Pero con el pueblo de Alvarez hay algo más: el clásico de fútbol, único deporte que se puede practicar en la localidad, en las instalaciones remozadas de una cancha que los domingos congrega a pleno a los aficionados apenas termina el almuerzo.
"Nuestro equipo se llama Piñero y este es el segundo año que participamos en la liga y nos va bastante bien", contó.
Marcelo camino a su trabajo. "A pesar de la rivalidad, todo transcurre tranquilo", comentó el comisario Ricardo Grasso, que pronto estrenará un edificio en reemplazo de las viejas instalaciones "que tenían tantos años como el pueblo".
Un siglo atrás, la familia de los Piñeiro Pacheco -apellido que tras años devino en el nombre transformado del pueblo, Piñero- colonizaron el lugar y obtuvieron de la provincia de Santa Fe el
decreto oficial de la primera comisión comunal. Tiempo después la incipiente población se escindió dando origen a la localidad de Alvarez a escasos dos mil metros de Estación Erasto, núcleo histórico de Piñero. Hoy la estación de trenes está inactiva, con autos abandonados en sus andenes, pero con una expectativa: "el Plan Circunvalar ferrovial arrancará desde acá", aseguró el presidente comunal, Walter Carenzo.
No es el único proyecto. La gente habla de las ventajas que les traerá la obra de gas natural que llegará asociada al penal provincial que se está construyendo en el distrito, a la vera de la ruta 14. "El gas será un beneficio para nosotros", aseguraron Andrea, Claudia y Rosalía, quienes agregaron que en la construcción del presidio trabajan obreros y albañiles de Piñero y de Alvarez.
El tema de la radicación de la cárcel lo decidieron por votación, pensando en el mayor movimiento que dicha obra traerá al pueblo, de hecho ya se decidió hacer un loteo para unas 70 viviendas. Por lo pronto varios jóvenes hicieron un curso de guardiacárcel a fin de ampliar la restringida oferta laboral que por ahora tiene el pueblo para sus edades.
A pesar de tener un núcleo urbano pequeño, el distrito Piñero es extenso, e incluye los parajes Los Pinos, Los Muchachos y La Carolina Ganadera, donde funciona el Mercado de Hacienda de Rosario. Si a estos sitios se les suma la zona rural la población llega a casi dos mil habitantes. La zona urbanizada tiene calles de ripio con canteros arbolados, por las que los niños circulan sin prisa y sin miedo. "Sólo nos alertamos por teléfono cuando llegan vendedores ambulantes", se sinceró Andrea.
De otros tiempos queda la estancia de la familia fundadora, ubicada al final del camino comunal que nace en la ruta 14 y termina en el arroyo Saladillo, límite este de la jurisdicción que también se extiende hasta Puente Gallego. La historia del pueblo está reseñada en un libro que en 1982 escribió el profesor Hugo Romeo Savid.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
La entrada del pueblo refleja la tranquilidad que impera.
|
|
|