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 martes, 11 de octubre de 2005  
Los puesteros del Mercado Retro piden al municipio mayor control del tránsito
Varios stands ya fueron atropellados por vehículos

Los puesteros del Mercado Retro La Huella -que funciona en avenida del Valle y Callao- salieron ayer a reclamar la presencia de inspectores de Tránsito del municipio, después de una serie de incidentes que se desataron con automovilistas que no respetan la prohibición de circular por el lugar los domingos y feriados mientras funciona la feria. "Esto ya es intolerable. Y pareciera que están esperando que haya un herido para componerlo", se quejó Carlos Heredia, uno de los feriantes a quien le atropellaron el puesto.

Heredia no fue el único que manifestó su bronca durante la mañana de ayer. Pedro Acien es el coordinador de los puesteros de La Huella y desde hace tres años ocupa uno de los gazebos que se extienden frente a la ex Estación Rosario Norte, donde funciona actualmente la Secretaría de Cultura del municipio. "El problema es que la Municipalidad no nos da el respaldo necesario para que el mercado sea el evento turístico que debe ser. Esta es la feria de antigüedades más importante del interior del país y no se le da la importancia necesaria", opinó.

Para Acien, esto es lo único que explica el porqué el municipio retiró a los inspectores que durante dos años se encargaron de cortar y desviar el tránsito en los alrededores del paseo de antigüedades. "Ahora sólo mandan agentes de la Guardia Urbana (GUM) que traen unos pilotes anaranjados, colocan entre ellos cintas rojas y blancas, y después se retiran", se quejó.

Pero ayer a la mañana, cuando los feriantes llegaron a armar sus puestos, no estaban siquiera los inspectores de la GUM. En cambio, ambas manos de avenida del Valle seguían repletas de automóviles estacionados. La mayoría de los vehículos eran de quienes concurren a los boliches de la zona que, aunque ya habían pasado las 9, se resistían a cerrar sus puertas.

Fue otra de las feriantes, Caty de Capa, quien tuvo que comunicarse con personal de la Secretaría de Cultura para solicitar que se cortara la arteria. Y en medio de ese trajín, tuvo que presenciar cómo un coche arremetía contra parte de su puesto que aún no había terminado de montar.

"Cuando vino la grúa había un tipo que estaría beodo, o algo así, porque sacó el auto de tal manera que atropelló mi gazebo y el de otras personas", contó Caty, una vendedora de libros antiguos, fonógrafos y discos de pasta que trabaja en el mercado desde sus comienzos.

Para la mujer, una profesora jubilada, el problema es la falta de incentivos que se ofrecen a quienes llevan adelante actividades culturales como la feria. "Desde que el mercado retro está acá, el barrio dejó de tener el rótulo de barrio prostibulario para hacerse fama como el barrio que vende cultura. Porque nosotros ofrecemos eso: cultura y formación, pero muchos no quieren entenderlo", sostuvo.

Los feriantes ya llevaron varios veces su reclamo a distintas áreas del municipio, mantuvieron reuniones con autoridades de la Dirección de Tránsito, y pidieron más de una entrevista con la secretaria de Cultura, Marina Naranjo, pero no encontraron respuesta. También recuerdan que, por ordenanza, debe existir una comisión coordinadora de las actividades del paseo en donde haya representantes del municipio y de los puesteros. "Pero nunca se creó, y por eso ahora reina la anarquía", advierten.
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Carlos Heredia,uno de los feriantes a quienes atropellaron el puesto.

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