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 martes, 11 de octubre de 2005  
Daño ecológico. Se pueden ver los cardúmenes muertos flotando en el río o en las playas. El olor es insoportable
Una inusitada cantidad de armados muertos invade la costa rosarina
No está clara la causa. Hablan de un virus, pero también de contaminantes. Preocupa que el fenómeno se prolongue

Claudio González / La Capital

Una inusitada mortandad de armados se registra en toda la ribera del Paraná desde la provincia de Entre Ríos hasta el extremo sur de Santa Fe. Arrastrados por la correntada, los cardúmenes moribundos o sin vida invaden las costas de Rosario y apestan de olor nauseabundo varias playas de la ciudad. El fenómeno, cuya causa aún no fue determinada fehacientemente, se registra desde junio de este año, cuando agrupaciones ecologistas de la vecina provincia detectaron gran cantidad de animales muertos en la localidad de Diamante.

Pero el fenómeno ya se extendió varios kilómetros al sur, a tal punto que a la altura del control de Granadero Baigorria, a pocos metros del puente Rosario-Victoria sobre la margen derecha del Paraná, ya se observan grupos de peces de diversos tamaños flotando con extraños bubones en toda su anatomía. Otro foco importante se puede ver en la vecina localidad de Pueblo Esther, donde se forma un remanso y los animales terminan muriendo allí. La Secretaría de Medio Ambiente de la provincia mostró su preocupación por el tema, al considerar que "ya se extendió demasiado en el tiempo y geográficamente". La Capital pudo comprobar esta situación, que además fue ratificada por pescadores, isleños y personas que diariamente transitan la zona norte de la ciudad.

El armado es un pez para consumo humano, requerido para preparar empanadas, milanesas o albóndigas. Es muy accesible en el mercado, ya que por cuatro kilos de la especie se pagan alrededor de diez pesos.

A decir de algunos pescadores, este pez "es uno de los más sensibles. Se alimenta del cereal que van dejando los barcos cargueros que fondean en los distintos puertos del cordón agroindustral del gran Rosario. Con ese alimento pasan el invierno y esperan la llegada de las altas temperaturas".

No obstante, y relativizando una supuesta contaminación, los vendedores de pescados de la zona de La Florida aseguran que "es normal que el animal muera porque se adelantó el verano y no está en condiciones de soportar esta temperatura. La Dirección de Bromatología de la Municipalidad nos visita todas las semanas y hasta el momento no tuvimos ninguna notificación con respecto al armado", dijeron algunos puesteros.

Otros abonaron la hipótesis de una supuesta contaminación de las aguas: "El exceso de herbicidas y otros agroquímicos que se utilizan para fumigar, afecta su organismo y les provoca la muerte. Nosotros traemos los armados de la zona del río de la Plata, no nos arriesgamos", dijo otro puestero.

Si bien la Subsecretaría de Pesca de la Nación realizó un estudio al respecto, se limitó a determinar que la causa de la extraña mortandad se debe a "un virus". Por su parte, desde la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia mostraron cierta preocupación por "la extensión en el tiempo y espacio del llamativo episodio, y por la presencia de nuevos focos de ejemplares muertos (ver recuadro).

Pero las versiones son disímiles. Algunas dan cuenta de que un barco o un silo con cereal contaminado con exceso de fertilizantes derramó su carga en un puerto de Diamante porque no era apto para el consumo humano. De allí se habrían alimentado los peces que luego fueron muriendo a lo largo del río y provocando una reacción en cadena que se extendió hasta la costa rosarina. Esta versión es compartida por el Taller Ecologista de Rosario, una entidad que sigue de cerca estos desastres ecológicos.

Es que desde junio a esta parte ya pasaron más de tres meses y la cantidad de animales infectados aumenta día a día. La problemática no sólo se circunscribe a los desajustes en la flora y fauna de uno de los ríos más caudalosos de Sudamérica. Acarrea también una serie de trastornos ambientales que palpan a diario miles de rosarinos y vecinos de localidades a la vera del Paraná.

Y según testimonios recogidos por La Capital, los rosarinos que el fin de semana largo intentaron disfrutar del río se vieron sorprendidos por la cantidad de peces muertos, pero sobre todo por el olor nauseabundo que emana de esos cardúmenes. Varios testigos pudieron comprobarlo en la ciudad deportiva de Rosario Central, en Granadero Baigorria, así como en Costa Alta, ya en el extremo norte de Rosario. Otros sufrieron los mismos inconvenientes en el balneario La Florida y en la Rambla Catalunya. Todos coincidieron en referir a un "terrible olor a podrido" que acabó con el paseo.

Esto también fue ratificado desde la administración del balneario La Florida. Allí informaron que diariamente limpian los 400 metros de playa y los peces muertos "se cuentan de a cientos. Llenamos un volquete y el olor es insoportable. Imaginate lo desagradable que significa para la gente este panorama", dijo un responsable del lugar.

Un lanchero de la zona de Villa Gobernador Gálvez y Pueblo Esther, al sur de Rosario, acompañó a este diario en una recorrida por los bajos del conocido popularmente como Camino del Seguro. "Acá vos ves algunos que están medio vivos y otros que están muertos, pero la cantidad ya da impresión". El práctico aseguró que se juntan allí porque vienen "río abajo desde la zona de Puerto San Martín y se forma un remanso".

El guía no supo explicar por qué son solamente los armados las víctimas de la eventual contaminación del río Paraná, aunque se mostró impactado por la cantidad de ejemplares muertos "en toda la costa". Finalmente, confesó que "algunos pescadores los siguen levantando y los ponen a la venta", aunque este diario no pudo corroborar semejante denuncia.
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Al sur de Rosario puede verse cómo los peces van a morir a la costa.

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