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 lunes, 03 de octubre de 2005  
Destruyó el mito corriendo
Central demostró estar entero físicamente pese a las presunciones en contrario

Ahora que la cosa empieza a enderezarse, no es cuestión de hacerse los distraídos. La caída estrepitosa que sufrió Rosario Central tras ganar la llave clasificatoria de la Copa Sudamericana en el clásico disparó variadas conjeturas en cuanto a sus causas. Y si bien en estas páginas nunca se la señaló como una explicación, sí se sugirió que tal vez alguna incidencia tenía. ¿Cuál? La de la preparación física. Había indicios para pensar que se podía haber planificado la pretemporada con la meta excluyente de los partidos con Newell's, pero ayer los jugadores canallas demostraron que no fue así. Y, nobleza obliga, era menester remarcarlo.

Tras la derrota categórica ante Gimnasia, uno de los análisis que circularon para interpretar lo que le ocurrió a un plantel que traía el envidiable hándicap del envión clásico, fue que la importancia que se les dio a esos partidos había alterado la preparación tradicional de una pretemporada con el fin de llegar en la plenitud de rapidez y rendimiento a ese momento, que luego perdió.

Pero la hipótesis se cayó por propio peso ante la realidad de los dos últimos partidos. En todo caso, dirigió la explicación por otro sendero: un poco a las bajas por lesiones que tuvo un plantel tan corto en este último mes y, mucho más, a que a este equipo por carecer de un líder natural con la experiencia suficiente para absorber la presión de los momentos de mayor exposición, aún le cuesta mucho calzarse el traje de protagonista. No por nada, a Central le fue mejor cuando fue de punto.

El plantel canalla jugó el jueves por la noche un partido extenuante en Porto Alegre. Dejó el alma y el físico en una cancha inmensa como casi todas las brasileñas, regresó a Buenos Aires pasando por el mal trago de un nuevo robo de equipaje en el vuelo, lo cual demoró más la instalación en el hotel, y en menos de 3 días debió dar un nuevo examen, de visitante, y ante un equipo en el que debutaba un técnico que hacía renovar las expectativas.

Pero Central pareció más entero que Racing, de hecho corrió más y mejor, y destruyó el mito que parecía instalarse. El problema no era físico, de eso no quedaron dudas.
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