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 miércoles, 14 de septiembre de 2005  
candi
Charlas en el Café del Bajo
-Anteayer a la mañana, Candi, estaba escuchando una FM rosarina donde se trataba con criterio la cuestión de los alquileres. Si no me equivoco y después de que saliera al aire un empresario rosarino del mercado inmobiliario, uno de los periodistas dijo que estaba buscando un departamento de un dormitorio para vivir, pero que no podía concretar ninguna operación debido a los altos precios de los alquileres.

-Eso está sucediendo, así es en efecto.

-Después el conductor del programa sostuvo que créditos hipotecarios para la adquisición de viviendas hay, pero el tema pasa porque no muchos pueden hacer frente al costo de los créditos y pago de las cuotas. ¿Cuál es su opinión respecto del tema, Candi?

-Coincido con las apreciaciones de estos periodistas. El tema es un poco largo, pero merece la pena desplegarlo. En principio, el repunte de la economía -que en regla general se circunscribe al auge de la actividad agropecuaria- y la renta de ese sector ha determinado dos cosas: primero la inversión en ladrillos de los productores por la falta de confianza en la actividad bancaria por los motivos que todos conocemos y en segundo lugar la mayor inmigración de chicos y gente del interior hacia las ciudades. Sea que alquilan o compran propiedades los estudiantes, o sea que se compran propiedades para invertir o que se alquilan o compran propiedades por parte de la gente del interior por otros motivos (como la residencia temporaria los fines de semana), lo cierto es que ha habido una demanda y esto ha provocado la suba de los precios de alquileres y propiedades.

-Coincido, pero hay algo más, ¿verdad?

-El algo más es que la gente de la ciudad, especialmente los trabajadores, lejos de ver multiplicado su poder adquisitivo lo ve reducido o en el mejor de los casos estancado. Entonces, ¿qué es lo que ocurre? Que un chico que trabaja y gana 700 pesos por mes no puede pensar en formar pareja y pagar un alquiler de 380 pesos más los demás gastos de expensas, impuestos, alimentos, etcétera. Un matrimonio o pareja en donde trabajan los dos, tienen dos hijos y allegan al patrimonio familiar 1.500 o 1.800 pesos, cuando deban renovar el contrato de alquiler por un departamento de dos dormitorios tendrán que necesariamente reducir su estándar de vida. Entonces a mí me parece que aquí a la sociedad argentina se la ha dividido en tres desde hace mucho tiempo: los que pueden, los que pueden a los saltos y los que no pueden. Esto es absolutamente injusto.

-Sí, coincido bastante con esa apreciación.

-En el aspecto comercial ocurre otro tanto, muchos comercios están pagando alquileres que nada tienen que ver ni con la realidad, ni con la presunta renta.

-¿Y entonces?

-Hace unos días me encontré con un amigo y me contó algo muy interesante que es para tener en consideración. Me dijo que un familiar suyo que logró amasar una pequeña fortuna comprando y vendiendo campos según los ciclos del país, se está deshaciendo de casi todas sus tierras. Asombrado le pregunté por qué en este momento floreciente. Y la respuesta -créame, Inocencio- fue terminante y me dejó pensando: "Porque con el dinero que resulte de la venta de hoy podré comprar dentro de tres o cinco años el doble de extensión. Esto es ficticio -dijo- y yo, que viajo siempre a Estados Unidos, sé que no puede valer la hectárea aquí lo mismo que vale en la llanura más fértil del primer país del mundo".

-Para pensarlo.

-Como decía el empresario en el programa, en algún momento la demanda va a mermar (esperemos que no sea porque el campo se haya venido a pique por cualquier motivo) y los precios van a bajar. Pero mientras tanto los que han sufrido las consecuencias son muchos habitantes de esta tierra que aún sigue siendo inestable, impredecible e injusta. Bueno, nos despedimos con esta frase de Harold Hart Crane: "No puede herirnos la injuria si no la recordamos; por ello la mejor venganza es el olvido".

Candi II

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