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viernes,
02 de
septiembre de
2005 |
Central sigue de fiesta
Javier Parenti / La Capital
Si se trata de festejar, el hincha canalla es especial. Lo hace en grande. Demuestra pasión y fidelidad. Supera las previsiones. En su estadio se muestra gigante. Así lo hicieron los casi 30.000 centralistas que coparon la noche en el corazón auriazul de Arroyito. Vibraron, alentaron y disfrutaron del goce de haber eliminado de la Copa Sudamericana al rival de toda la vida, a quien estuvo destinada la mayor parte del repertorio elegido en una fiesta pintada de azul y amarillo. Todo en un marco de absoluta tranquilidad. Sin incidentes. Algo que se temía en la previa.
La razón de la celebración era clara. El lunes, con gol de Rivarola, eliminaron a los primos de la primera copa internacional en la que se enfrentaron, luego de 30 años. Y claro que era una buena excusa prolongar el festejo, hacerlo a pleno, en familia.
Y qué mejor que vestidos para la ocasión. La auriazul pegada al cuerpo y luciendo las banderas. Copando la popular de Regatas, centro neurálgico de la pasión, y apostados a pie firme en las cuatro bandejas de plateas. Todo invitaba a celebrar.
La bandera gigante de Los Guerreros se extendió por primera vez pasadas las 20 y al grito de "soy canalla, soy canalla...", "el que no salta, abandonó...", "y ya lo ve es para Ñubel que lo mira por TV...", el plantel saltó al campo de juego quince minutos después. Ledesma, Monges y Ferrari encabezaron la fila que cerraron Chamot, Villa y Cuffaro Russo. Hasta Zof fue partícipe.
La explosión no sólo fue con el repertorio del hincha sino con una salva de fuegos artificiales que estallaron en miles de papelitos auriazules. Los jugadores entendieron el mensaje del pueblo canalla y se unieron para cantar y saltar. Los flashes llamaron, la foto inolvidable lució de fondo la popular canalla y el referí llamó a jugar.
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Las banderas pusieron el color.
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