|
viernes,
02 de
septiembre de
2005 |
y bien auriazul
la Lepra de la Copa Sudamericana
"Veo, veo, que ves, que este año los leprosos otra vez, ven la Copa por TV", gritaron todos y el acaparador de aplausos no fue otro que el ya inolvidable Germán Rivarola. "Pirulo, Pirulo..." sonó en el aire y el autor del gol a la Lepra levantó sus manos con guantes cuando se paró a atajar.
Y se vino el fulbito. Con posiciones cambiadas y dos delanteros extraños. Ojeda jugó de 9 y demostró por qué es buen arquero. Intentar, intentó. Y hasta hizo un gol, muy festejado por los hinchas. En el otro equipo estuvo el Rifle Castellano, que también quería su gol. Y lo convirtió. En la segunda mitad, de penal. El que hizo repetir el árbitro después que Rivarola lo canchereara y lo tirara alto. Invasión de área y el Rifle se hizo cargo. Gol y a festejar trepado al alambrado. Pero no quedó conforme, en el camino se dio el gusto de hacer unos pasos de pingüino para gastar a los primos.
En esos casi 50 minutos de juego auriazul a pleno los canallas no dejaron de cantar y disfrutar. De satirizar a Newell's, como lo hicieron cerca de las 21 cuando cuatro locos sacaron de la popular alta de Génova al pingüino gigante inflable al grito unísono de "no abandonés, no abandonés...".
El cierre fue a toda orquesta. Estalló el Gigante con infinitos fuegos artificiales que partieron del corazón de la barra canalla y el cierre de la noche con la respuesta desde la popular de enfrente vacía. Con todos los jugadores canallas festejando a través del ocurrente cancionero auriazul: "Estoy enamorado de Central, Academia cada vez te quiero más. Aunque ganes o pierdas yo estaré, Academia por favor no abandonés...". Había que cerrar la fiesta y apareció en escena el próximo desafío al grito de "vamos, vamos, la Academia, te queremos ver campeón..."
enviar nota por e-mail
|
|
|