|
viernes,
02 de
septiembre de
2005 |
Desastre. Decretaron la ley marcial y Bush declaró la tolerancia cero con lo9s saqueadores y los especuladores
Evacuan Nueva Orleáns entre
los tiros, el caos y la ley de la selva
El operativo de rescate fue suspendido algunas horas por disparos contra los helicópteros militares
El paso del huracán Katrina desencadenó la muerte y la incertidumbre, pero con el paso de los días la anarquía se ha instalado en Nueva Orleáns, una de las zonas más afectadas. Su alcalde, pese a la ayuda que llegó, pidió ayer un "SOS desesperado".
La situación es desoladora. En medio de evacuaciones y ayuda de las autoridades, se produjeron peleas e incendios, cadáveres yacían al aire libre y helicópteros de rescate y policías eran víctimas de ataques con balas, además de los saqueos a negocios que obligaron a la policía a suspender la ayuda y enfrascarse en instalar el orden público.
La ira crecía en la ciudad en ruinas, con miles de afectados cada vez más hambrientos, desesperados y cansados de esperar ómnibus que los desalojaran.
"Estamos aquí afuera como animales. No tenemos ayuda", dijo el reverendo Issac Clark, de 68 años, frente al Centro de Convenciones de Nueva Orleáns, donde yacían cadáveres en la calle. Algunos desalojados se quejaron de que los dejaron ahí y no les dieron nada: ni alimentos, ni agua ni medicinas.
La solicitud desesperada del alcalde Ray Nagin se produjo incluso cuando llegaban efectivos de la Guardia Nacional para restablecer el orden y detener los saqueos, robos de automóviles y tiroteos que se han apoderado de Nueva Orleáns después de que el huracán Katrina y la rotura de dos diques inundaron gran parte de la ciudad.
Entre 15.000 y 20.000 personas que se refugiaron en el centro de convenciones para esperar los ómnibus estaban cada vez más molestas e inquietas en lo que parecía ser una situación que podría transformarse en algo peor. Con la esperanza de tranquilizarlos, el alcalde les dio permiso ayer para que cruzaran un puente a la margen oeste de la ciudad, la cual no está inundada, para que busquen ayuda.
"Ya no tenemos recursos"
En una declaración a la televisora CNN, dijo: "Este es un SOS desesperado. En este momento ya no tenemos recursos en el centro de convenciones y no esperamos la llegada de suficientes ómnibus. Necesitamos ómnibus. El centro de convenciones ya es inseguro y sin las condiciones sanitarias adecuadas, y nos estamos quedando sin provisiones".
En Washington, el secretario de Seguridad Interna Michael Chertoff dijo que el gobierno está enviando a 1.400 efectivos de la Guardia Nacional al día para que ayuden a detener los saqueos y otros delitos en Nueva Orleáns, donde agregó que ya se encuentran 2.800 miembros de la Guardia.
Sin embargo, en la abrumada ciudad los mismos rescatistas fueron atacados por los afectados por la tormenta.
"Los hospitales están tratando de evacuar", dijo la teniente comandante del Servicio de Guardacostas, Cheri Ben-Iesan, portavoz del centro de operaciones de emergencia de la ciudad. "En cada uno de ellos, llegan informes de que a medida que los helicópteros se acercan la gente les dispara. Hay personas que simplemente están disparando a la policía y a los helicópteros, diciéndoles ¡más te vale que rescates a mi familia!".
Un policía militar de la Guardia Nacional recibió un tiro en la pierna mientras él y un hombre forcejeaban por el rifle del policía, dijo el capitán policial Ernie Demmo. El hombre fue arrestado.
"Estas son buenas personas. Simplemente están asustadas", dijo Demmo.
Frente al Centro de Convenciones, las aceras estaban llenas de personas sin alimentos, agua ni atención médica. Miles de refugiados de la tormenta han permanecido en las calles durante días, esperando ómnibus que no han llegado.
Al menos siete cadáveres estaban esparcidos afuera, y personas hambrientas, cansadas y desesperadas rompieron las puertas de acero de una entrada de servicio para alimentos y comenzaron a sacar botellas de agua y todo lo que podían.
"Yo no trato a mi perro así", expresó Daniel Edwards, de 47 años, mientras señalaba a una mujer muerta en una silla de ruedas, cubierta por una sábana y rodeada por bebés hambrientos que lloraban. "Enterré a mi perro", dijo. Y agregó: "Uno puede hacer todo por otros países, pero no puede hacer nada por su propia gente. Uno puede ir al exterior con los militares, pero no puede traerlos aquí".
El Superdomo, donde unos 25.000 evacuados eran trasladados en ómnibus hacia el Houston Astrodomo, quedó inmerso en un caos. También había cadáveres, personas iracundas y un hedor penetrante tras días sin un baño.
Disturbios
Con la esperanza de abandonar el confinamiento en el estadio, las multitudes se aglomeraron en la principal explanada exterior, un mar de personas tensas, irritadas, apretadas hombro a hombro junto a barricadas fuertemente vigiladas por soldados armados de la Guardia Nacional.
Y se desataron disturbios. Una rampa de descarga de basura del estadio ardía, pero un comandante de la Guardia Nacional dijo que no afectaba la evacuación.
Los primeros 500 ómnibus cargados de personas que fueron evacuados del Superdomo de Louisiana llegaron ayer temprano a su nuevo refugio: otro estadio deportivo, el Astrodomo de Houston, a unos 560 kilómetros de donde estaban.
El Ejército, que supervisa el traslado de las personas que están en buen estado de salud, continuó con el operativo terrestre sin interrupción, dijo el teniente coronel de la Guardia Nacional Pete Schneider.
Sin embargo, los incendios de afuera impedían que los ómnibus se acercaran a recoger a la gente.
El presidente George W. Bush, en tanto, recorrerá la devastada zona hoy, anunció la Casa Blanca, y le pidió a su padre y al ex presidente Bill Clinton que encabecen una campaña privada para recaudar fondos para las víctimas.
El presidente ordenó medidas enérgicas contra los que cometan delitos.
"Tiene que haber tolerancia cero para las personas que transgredan la ley durante una emergencia como esta, sea saqueando, subiendo los precios de la gasolina al por menor de manera exagerada, o aprovechando los actos de caridad o el fraude de seguros", declaró Bush. "Y se lo he expresado claramente a nuestro secretario de Justicia. Los ciudadanos deben trabajar juntos".
La población total de la ciudad es cercana al medio millón.
Las aguas cubrieron las calles de Nueva Orleáns después que dos diques se fisuraron cerca del lago Pontchartrain, un día después que Katrina castigó con toda su furia a la región. La inundación cubría el 80% de la ciudad, y en algunas áreas el agua tenía una profundidad de seis metros. (AP)
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Un sobreviviente destapa el cadáver de un anciano en cercanías del Superdomo, ayer.
|
|
|