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miércoles,
17 de
agosto de
2005 |
Newell's y Central hacen vibrar a los rosarinos que viven en el exterior
Fernando Gabrich / La Capital
Ni Barcelona, ni Espanyol, ni Ronaldinho, ni Xavi, ni De La Peña. La charla futbolera pasa por otro lado. Por lo menos para esta colonia de inmigrantes que pisa fuerte en la Ciudad de los Prodigios. Hoy la pelota pica desde este lado del Atlántico y se eleva bien alto para aterrizar con pasión en las tórridas aguas del Paraná. Hoy, más que nunca, el fútbol no entiende de fronteras.
La Copa Sudamericana es la excusa perfecta para sacar a relucir los colores preferidos, para mantener el orgullo intacto, para vivir uno de los clásicos más apasionantes en la tierra del mate y el asado: Newell's y Central, Central y Newell's. Unidos y enfrentados a pesar de los kilómetros.
Barcelona no es ajena a este clásico que tiene en vilo a Rosario. El partido de ida por la Copa Sudamericana se vive con fuerza entre estos rosarinos que se hacen sentir y escuchar en una ciudad que los adopta tal cual son. Canallas y leprosos se organizan para no perderse detalle del gran derby que se jugará mañana en el Coloso del Parque.
La mayoría dice que se quedará despierto hasta las 2.30 (hora española) para seguir el partido por internet (Ovacion es uno de los sitios más elegidos por los hinchas al momento de analizar las actuaciones). Otros repetirán cábala y llamarán por teléfono cada 5, 10 o 15 minutos. Y están los que intentarán verlo por televisión, a pesar de que el partido será transmitido por un sistema satelital que no es de los más utilizados en Barcelona.
El clásico rosarino se respira también en esta ciudad cosmopolita. Camisetas de Newell's y de Central se mezclan con las de Barcelona, Newcastle, Milan, Liverpool, River y Boca. Los hinchas ensayan cánticos. "Cada vez nos falta menos", cantan unos y otros. El clásico está a la vuelta de la esquina. Y se vive como tal, a pesar de la distancia.
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