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| domingo,
17 de
julio de
2005 |
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Charlas en el
Café
del Bajo
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-Afortunadamente, y como siempre expreso, las almas nobles y generosas son las que soportan y empujan al ser humano hacia un destino que alguna vez será como lo imaginamos, como lo soñamos. Un grupo de ciudadanos, conformados por docentes, empleados, amas de casa, profesionales y ex alumnos del Hogar Escuela de Granadero Baigorria, se unieron y formaron la entidad Ciudadanos por un hogar. Nos han expresado que están preocupados por el destino o para mejor decir, por la falta de destino de los niños de la calle y que después de interiorizarse de la problemática de estos chicos en riesgo social, con el aval de más de 3.000 firmas, solicitaron una audiencia con el gobernador Jorge Obeid para peticionarle la restauración y funcionamiento del ala norte del Hogar Escuela de Granadero Baigorria a los efectos de llevar adelante la obra filantrópica.
-Esta gente, interesada en hacer algo por tantos chicos que como seres humanos se van a perder si no se actúa prontamente, cuentan que se reunieron en su oportunidad con el ex ministro coordinador Walter Gálvez "que tomó nota -dicen- de lo que le expresáramos y se comprometió a transmitírselo al gobernador". Pero claro, Gálvez se fue, ya no es más ministro y esta gente desconoce si Obeid sabe del emprendimiento que desean llevar adelante. Le pediría, Candi, que tratáramos el tema de la niñez abandonada y en riesgo, yo haré después un pedido.
-Ampliaré el concepto a los seres abandonados, Inocencio. Cada día, a cada instante, detenidos con nuestro vehículo en un semáforo, caminando por la calle, o tomando un café en algún bar, nos encontramos con una mirada menuda y triste. Y digo menuda porque aún cuando la mirada sea de un anciano o de un adulto desprotegido, su alma se ha achicado, se volvió indefensa y sobrevive en el perturbable plano de la pena. Estas son los ojos del desamparo, del dolor que se ha enquistado de tal forma que a veces está anestesiado porque se transformó en costumbre. Nosotros también, casi en complicidad con el poder, con el sistema egoísta e impertérrito, nos hemos acostumbrados a esas mirada tristes y nostálgicas, a ese paisaje cotidiano lúgubre y desgraciado. Estas almas desoladas, estos chicos de la calle en riesgo de perderse, estos seres con frecuencia perdidos, son patéticos y graves representantes de otros tantos desamparados. Desamparados reales o potenciales, porque he de preguntar, parafraseando al autor de aquel prólogo de la célebre novela de Dostoievsky: ¿quién no está humillado y ofendido en la Argentina de hoy? ¿Quién, por una razón u otra, no está desamparado y expone en su mirada el umbrío mundo del alma angustiada?
-Es cierto, muy cierto.
-Miramos a estos seres errabundos y si vive aún en nosotros un poco de romanticismo, de sensibilidad, de ojos espirituales que nos permitan ver un poco más allá, no podemos dejar de observar en el chico o anciano abandonado a nuestro hijo, a nuestro nieto, a nuestro padre o a nuestro abuelo o a nosotros mismos. Y si algo de virtud queda en nosotros para ver reflejada nuestra propia sangre en las miradas tristes y desprotegidas de la calle, no veremos en esos ojos el rostro de nuestra descendencia o de nuestra ascendencia sólo por mera comparación amorosa, piadosa o misericordiosa. Si además de corazón latiente hay en nosotros un poco de perspicacia, veremos a los nuestros en los iris de los desamparados, porque sabemos que es tanta la incertidumbre en este país que lo que hoy es de tonalidad pastel en nuestra vida mañana puede pasar a ser demasiado gris o negro. No tengo nada más que decir, Inocencio.
-Seguramente el gobernador Obeid no está en conocimiento de este proyecto y estoy convencido de que si alguno de los funcionarios del gobierno provincial lee hoy esta columna se interiorizará de la cuestión y se la presentará a Jorge Obeid. Es un proyecto interesante, encomiable, que debe ser considerado. Por nuestra parte, haremos llegar a quien corresponda del gobierno provincial los nombres y teléfonos de las personas que están a cargo de esta idea y ojalá que puedan concretarla con éxito. Esta frase final se la dedico a un amigo que siempre espera una reflexión talmúdica: "El que salva a un ser humano, salva a la humanidad". Hasta mañana.
Candi II |
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"Si me llevo a una criatura pobre porque creo inconveniente que esté solo en su casa, ¿qué pasa con chicos de buen pasar que también quedan solos?
Araceli Díaz
Titular del Instituto de Derecho de Familia del Colegio de Abogados
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La muerte golpeó en Londres
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