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miércoles,
06 de
julio de
2005 |
Un sueño de décadas al que
no le faltaron contratiempos
El puente a Victoria quedó habilitado el 22 de mayo de 2003, ocho meses después de la fecha fijada por contrato y tres días antes de que Néstor Kirchner llegara a la Casa Rosada. Unos 7 mil vehículos circularon por la conexión el día de su estreno y los festejos en las dos cabeceras fueron mayúsculos. No sólo porque la obra significó concretar un sueño de décadas, sino también porque los últimos tramos de su ejecución hicieron temer más de una vez por su futuro. Este es un racconto de esos últimos momentos.
6 de febrero de 2002: La contratista Puentes del Litoral salió a anunciar que el 15 de marzo pararía la obra. La decisión se tomó después de que, devaluación, crisis y riesgo país mediante, se le cayera un crédito solicitado al Banco Interamericano de Desarrollo para completar los trabajos.
2 de agosto de 2002: Tras idas y vueltas, la empresa y el gobierno nacional llegaron a un acuerdo: el Estado prometió adelantar 52 millones de pesos a la constructora a cuenta de futuros subsidios para concluir las obras.
18 agosto de 2002: En Rosario y Victoria se organizaron actos populares para exigir celeridad en el fin de las obras.
5 de septiembre de 2002: El gobierno nacional aceptó el pedido de prórroga para finalizar los trabajos que le acercó Puentes del Litoral. Así, la obra se entregaría el 14 de enero de 2003, seis meses más tarde del plazo que fijaba el contrato original.
17 de febrero de 2003: El gobierno ya estaba listo para depositar la primera parte de los fondos que había prometido adelantar a la empresa. Pero Puentes del Litoral no había solucionado un litigio judicial con una de sus contratistas y sus cuentas estaban embargadas, por lo que no había garantías de que el dinero llegara a destino.
20 de marzo de 2003: Finalmente, los primeros 10 millones de pesos de asistencia financiera se depositaron en una cuenta del Banco Nación. Así se imprimió nuevo ritmo a los trabajos.
23 octubre de 2003: A poco tiempo de habilitarse la obra, los apuros para terminarla empezaron a notarse. Un enorme carguero que casi chocó con el puente mostró su falta de defensas. El pavimento también comenzó a evidenciar rápidamente grietas y hubo que repavimentar el 80 por ciento de la conexión vial.
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