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sábado,
02 de
julio de
2005 |
Editorial
Lecciones de la crisis
Al recorrer el Predio Ferial del Parque Independencia, donde se exponen los productos de emprendedores de Rosario y su zona, puede apreciarse cómo con capacidad de trabajo sumada a la imaginación muchos hallaron un camino para escapar al desastre. Ahora crecen y hasta apuestan a la exportación.
Cuando diciembre de 2001 estalló en la cara de los argentinos, para muchos el mundo literalmente se vino abajo. La caída del sistema de convertibilidad y la devaluación consecuente originaron en principio un panorama catastrófico, marcado por la miseria, el extendido desempleo y el lógico clima de ebullición social reflejado en protesta colectiva. En ese momento de desorientación y profundo desaliento, mientras la política no conseguía dar respuestas, algunos descubrieron de manera impensada un camino nuevo. Y en la actualidad, cuando las reglas del juego son otras y la reactivación de la economía ha dejado de ser una esperanza para convertirse en concreta realidad, la misma actividad que habían iniciado con el humilde objetivo de subsistir al vendaval les ha abierto un inesperado horizonte.
Varios de esos elogiables casos -no tan excepcionales como algunos los suponen- pueden ser contemplados en el Predio Ferial del Parque Independencia, donde distintos emprendedores de Rosario y su zona de influencia exponen desde anteayer el fruto de su trabajo. Y de tal manera rubros tan disímiles como avicultura, cunicultura, horticultura, plantas aromáticas, dulces y mermeladas caseros, textil, panificación, carpintería, piscicultura, artesanías y reciclado del vidrio se muestran como terrenos fértiles para el desarrollo, capaces incluso de llegar a un destino insospechado: la exportación.
En un país que se hundió hasta tocar subsuelos dramáticos, estas personas brindan una verdadera lección de vida. Es que mientras otros sólo encuentran razones para la protesta, ellos han podido absorber y superar la emergencia de manera tan valiente como creativa. Y así dejan bien en claro cuál es el camino que debe seguir también el país en tanto Nación: recuperar la confianza en sí mismo, abandonar la queja recurrente, trabajar duro, aprovechar los innumerables recursos materiales de que dispone, buscar oportunidades, usar la imaginación.
En ocasiones conviene mirar hacia abajo para hallar los ejemplos. Los logros que se exponen en el Predio Ferial de la ciudad brindan una nueva prueba de que, tal como lo asegura el título de un libro que resumió las tendencias más progresistas del ecologismo europeo en los años setenta, lo pequeño puede ser hermoso.
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