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sábado,
02 de
julio de
2005 |
Sentido
homenaje
Hace pocos días partió silencioso y soportando su enfermedad con hidalguía un grande, el doctor Eduardo Negri. Paciente y amiga de veintisiete años ininterrumpidos, soy testigo fiel de que hizo honor al juramento hipocrático. En cada uno de sus actos puso de manifiesto su gran humanidad mezclada con su inmensa sabiduría. De sonrisa fácil ante los avatares de cada paciente, en su especialidad de cardiología, se transformaba en el amigo que daba esperanzas, paz y contención a quienes lo necesitábamos. Un gran dolor acompaña mis palabras, que sirvan solamente para recordar a quién nos ha regalado esperanzas y salud. Creo que muchos son los pacientes, colegas y amigos que lo tendrán presente como un gran ser humano. A Marta, su inseparable compañera que compartió los mismos dones que él, y a sus hijas, les digo: son portadoras del legado de un gran ser humano como lo fue su esposo y padre.
Margarita Jamnitzky
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