Acto de verdadera justicia

He leído la carta publicada en esta sección firmada por el señor Rubén S. Di Tomasso el jueves 16 de junio y quiero expresarme, si es que hay libertad de expresión. El planteo hecho por este señor me parece más que contundente y válido y paso a enumerar las razones por las cuales avalo de lleno este argumento. Soy pensionada y me alegró mucho que haya habido un aumento para los jubilados y pensionados que cobraban la mínima (mi mamá es pensionada y no puede dejar de alegrarme su felicidad por la limosna que le significa, quizás, tener para un remedio más), pero también considero que cuando mi esposo trabajaba en una repartición pública y habiendo accedido a cargos altos por mérito propio, y cuando su sueldo era acorde con sus logros, sus esfuerzos y sus noches sin dormir, también el descuento para su futura jubilación era mucho más que importante. Hoy me veo relegada en mis haberes como pensionada porque el Estado recaudó, devolvió lo que en su momento debía a través del sistema social, pero también es cierto que si hubo mayor aporte, mayor debe ser el ingreso que hoy recibe cualquier pensionado o jubilado en la misma situación. Reitero, me satisface enormemente que se les aumente a los que cobran la mínima... ¿pero y nosotros? ¿Por qué a nosotros no se nos incrementa algo de lo que hace tanto tiempo está paralizado? ¿Cobramos mucho? Se aportó mucho y sería justicia que a mayor aporte, mayor ingreso. Hoy en día se pagan los sueldos acordes al nivel de capacitación o profesionalidad de cada argentino, serán los que gozarán de un haber jubilatorio en consonancia con lo aportado. Pero ¿por qué se olvidaron de nosotros? ¿Tenemos que reducir el nivel de vida porque nadie pensó y el gobierno lo está pensando? Mucho tiempo le lleva al gobierno pensar lo que es justicia. Con esto no pretendo que ningún jubilado o pensionado se enoje conmigo, pensarán que cobramos más y no nos podemos quejar, pero también deben pensar que el aporte mayor fue por mayor responsabilidad, por esfuerzos poco reconocidos y por familias que quedaban esperando la llegada del hombre de la casa cuando así lo permitía el horario de trabajo y cuando escuchábamos hablar dormido a nuestro ser querido porque las responsabilidades sobrepasaban el umbral de lo soportable. Señor Di Tomasso, comparto totalmente lo planteado por usted y más que acto de verdadera justicia sería un acto de verdadera ética estatal, social y humana. Si aceptamos vivir en barrios caros, debemos pagar los costos, si aceptamos tener una vida digna (como todos lo merecemos) debemos tener con qué afrontarla. Hoy siento que mi pensión ya no me alcanza porque viví según lo merecí y porque quiero seguir viviendo así, sin lujos ni sobresueldos, pero con reconocimiento a la excesiva cantidad de aportes hechos y con respeto por la devolución que nos merecemos muchos y yo. ¿O acaso no merecemos que nos tengan en cuenta porque somos millonarios?

DNI 6.651.414