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domingo,
19 de
junio de
2005 |
El grito y el amor
La relación de Nélida Piñón con el español nace con su familia. Su madre, hija de gallegos, se casó con un brasilero, pero nunca cortó los lazos con Galicia. Piñón hoy reconoce que siempre tuvo una doble formación cultural y que su entendimiento del mundo y de la lengua se forjó cuando tenía 10 años y viajó por primera vez a la tierra de sus abuelos.
"Desde mi infancia he sido una mujer de doble cultura", dice, y añade: "Esto en vez de causarme algún trastorno fue un enriquecimiento único. Estoy agradecida por haber vivido en medio de contrastes, pequeños y necesarios antagonismos, complementaciones".
"A los 10 años me pasó lo más fundamental de mi vida. Mis abuelos y mis padres decidieron que mi familia iba a pasar una larga temporada en Europa, sobre todo en Galicia, en los pueblos. Cuando llegamos en un barco inglés a la ciudad de Vigo, con un equipaje monumental que parecía de circo, bajamos las escaleras y al encontrarnos con nuestros parientes me pareció que gritaban en un idioma horrible, bruto, áspero, sin la suavidad del brasilero. Pensé ¡qué gente bruta! No había dado cuenta del lirismo del idioma gallego. Pasé los primeros días en estado de shock pero después surgió un estado de enamoramiento profundo", recuerda la escritora.
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