Demorados. Las calles San Luis y San Lorenzo son las más críticas

La apertura del microcentro sigue generando fuego cruzado

Conductores y peatones se quejan. Comerciantes y funcionarios defienden la medida que ya cumplió 2 años

Tras 22 años de prohibición, el microcentro se liberó para los coches particulares en septiembre de 2002. En ese momento se decidió mantener la restricción de la circulación en horario bancario, pero el 11 de junio de 2003 se avanzó con la medida al liberarse totalmente el ingreso de automóviles por resolución del Concejo Municipal. A poco de cumplirse dos años de esa decisión, sigue escuchándose el fuego cruzado en torno a la apertura del corazón comercial de la ciudad. Tacheros y colectiveros sostienen que manejar en las horas pico por el sector limitado por las calles San Luis, Corrientes, San Lorenzo y Maipú "es un infierno". En cambio, comerciantes y funcionarios aseguran que las cosas marchan bien y que si no se hubiera tomado la medida "el centro se moría".

El presidente de la Asociación de Amigos de la Peatonal Córdoba, Nelson Graells, cree que la apertura fue "muy beneficiosa". El comerciante del rubro de vestimenta deportiva dice que "por suerte" hay una diferencia abismal y favorable en las ventas entre la época en que estaba cerrado el tránsito y lo que sucede actualmente.

"Pero además, hay más comodidad para el público, especialmente para la gente discapacitada y que viene al centro con chicos. Eso sí, haría falta abrir más estacionamientos, pero insisto: si me preguntan contesto con un rotundo no a la posibilidad de volver a restringir el tránsito en el microcentro, y hablo en nombre de todos mis colegas", sentencia Graells.

Los funcionarios municipales no se quedan atrás en defensa de la medida. Tanto en Ingeniería de Tránsito como en la Dirección de Tránsito se escuchó decir de boca de Santiago Tazzioli y de Gustavo Peirano, respectivamente, que "las calles del microcentro no son la paz de los cementerios pero aún se puede circular bien".


Contra la congestión
Claro que ambos funcionarios coincidieron en decir que aún quedan muchas cosas para corregir que evitarían congestiones a futuro. Dicen que se deben ordenar más las intervenciones de las empresas de servicios, tomar recaudos con los arreglos de veredas y achicar los espacios que les quitan a las calles las construcciones, que cada vez son más, y evitar que los conductores se estacionen en doble fila o a hacer descargas de sus camiones fuera de hora. Sólo por estas dos infracciones se labran entre 800 y mil multas mensuales.

"El tránsito en el microcentro no se lentifica sólo porque hay más autos y gente circulando debido a la reactivación económica, sino por muchos otros factores, como la poca educación vial. Pero claro, cuando se sanciona con multas, la gente chilla", indica Peirano.

Al momento de las evaluaciones, añade paradójicas ventajas de la saturación del tránsito. Sostiene que la gente maneja más atenta y a menos velocidad ya que el área declarada "zona de calma" obliga a no conducir a más de 30 kilómetros por hora.

"Y además se descongestionaron las calles aledañas al microcentro que antes estaban saturadas", remarca Tazzioli quien tira sobre la mesa algunos datos para reforzar sus argumentos: "Realizamos monitoreos mensuales permanentes desde que se tomó la medida y el caudal de autos no subió tanto como se supone. En el punto de Mitre y Córdoba en el 2003 pasaban 604 vehículos por hora (durante los momentos de mayor tránsito) y ahora pasan 637".