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domingo,
19 de
junio de
2005 |
"El problema es
la actitud de
los conductores"
El aumento de vehículos que diariamente circulan por Rosario no es el único factor que hace más lento el tránsito. Y en esto, el director del Instituto de Estudio del Transporte de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), José Adjiman, es taxativo: "Más que con la calidad de las calles o con la cantidad de coches que las atraviesan, el problema tiene que ver con la actitud de los conductores. Porque para conducir un automóvil no sólo hay que saber manejar; principalmente hay que tener una buena actitud al volante", destaca el ingeniero que lleva 40 años lidiando con los conflictos relacionados con la vialidad.
En el instituto de la UNR ya está todo listo para actualizar la última encuesta de origen y destino realizada en 2002. Allí se indagó en 30 mil hogares sobre los recorridos, horarios, motivos, y medios de transporte utilizados diariamente. En esta oportunidad, casi un cuarto de los consultados dijo usar el automóvil.Un porcentaje que fue menor al obtenido en el 93, pero que actualmente se considera en alza. "Sin lugar a dudas hay una revitalización del tránsito", dice, pero rápidamente aclara que "de ninguna manera" se están generando problemas de congestión severos.
"Todas las ciudades cambiaron, a casi un siglo de la irrupción del automóvil, su forma de funcionar. Y evidentemente hay que empezar a convivir con este fenómeno que es la limitación de las velocidades propia de que la calzada es utilizada por un número creciente de vehículos", explica el director del Instituto de Estudio del Transporte.
Frente a esta realidad, el especialista considera más razonable "desalentar el uso de los transportes individuales", antes que pensar en "romper frentes o volar manzanas enteras para hacer una avenida". También propone extender la red de ciclovías para que las bicicletas puedan coexistir con el automóvil sin producir accidentes.
Es que para Adjiman, la lentificación de las calles está estrechamente relacionada con la manera de conducir. Y le sobran los ejemplos para explicarlo: los autos estacionados en doble fila o la carga y descarga fuera de horario son sólo dos. "Todo esto disminuye totalmente la fluidez del tránsito. Pero son cuestiones muy difíciles de resolver porque están relacionadas con la convivencia y la conducta", advierte.
De todas formas, Adjiman no cree que los conductores rosarinos sean particularmente irrespetuosos al volante. "No hay muchas diferencias en cómo se maneja aquí o en otra ciudad del país. Los datos referidos a accidentes que se dan en Argentina tienen una disparidad tremenda en cuanto a cómo se captan o se tabulan. Por lo tanto no podemos decir que seamos los peores ni tampoco los mejores".
Igualmente, el ingeniero señala que se necesita "un poco de rigor en la vigilancia de las normas", en lo cual juega un papel muy importante "el poder de la persuación" que tienen las multas de tránsito. "Parecería que los argentinos necesitamos permanentemente el rigor, que nos exijan con fuerza para poder ser más respetuosos. Y a veces esto nos sale demasiado caro", concluye.
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