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 martes, 31 de mayo de 2005  
En Gutemberg y Montevideo la gente saca ladrillos de un tambaleante muro de tres metros
Las ruinas de una fábrica incendiada causan alarma en todo un barrio
Los vecinos aseguran que allí se trabajaba con tolueno y que nadie realizó una inspección para descartar contaminación

Claudio González / La Capital

Las paredes de ladrillos calcinadas por el fuego y en peligro de derrumbe de una fábrica de colchones que se incendió el mes pasado en Gutenberg y Montevideo tienen preocupados a los vecinos de la zona. Además del permanente riesgo para la vida de quienes se trepan en los muros de casi tres metros para sacar ladrillos, vigas, caños y partes de ventanas que quedaron en ruinas, aún no se hizo una inspección ambiental para verificar si quedó esparcido en el suelo un material altamente tóxico como el tolueno, que se almacenaba para fabricar goma espuma.

También son incesantes los actos de vandalismo. Cuando oscurece, jóvenes maleantes se atrincheran tras las paredes tambaleantes, apedrean a los colectivos, que últimamente evitan pasar por Gutenberg, o saquean a la gente.

El depósito Schneider SA funcionaba desde mediados de los 90 en el galpón ubicado en Montevideo 4695. Al principio su actividad era acumular colchones para luego ubicarlos en los comercios minoristas. Pero el negocio prosperó y en el sector de Gutenberg y Pellegrini anexó la fabricación de goma espuma para manufacturar los colchones. Para ello montó reactores y tambores donde almacenaban tolueno, un líquido altamente inflamable y nocivo para la salud humana debido a sus efectos cancerígenos y mortalmente venenosos.

Según los vecinos, a simple vista el galpón "no reunía las normas básicas de seguridad industrial" (faltaban vidrios en ventanas laterales y las bocas de incendio eran inexistentes) debido al material que se manipulaba. Por eso, tras varios reclamos ante las autoridades municipales, personal de Política Ambiental pautó un inspección para el 13 de abril de este año.

Pero los agentes de la Municipalidad nunca llegaron a verificar las instalaciones. El 12 de abril a la mañana un incendio las arrasó por completo y el fuego dejó sólo escombros y paredes ennegrecidas. Aunque no hubo heridos, la magnitud del siniestro provocó pánico. Tres dotaciones de bomberos trabajaron muchas horas y varias casas debieron ser evacuadas porque la goma espuma ardiente despedía gases y óxido de nitrógeno.

Luego del siniestro, la fábrica se transformó en ruinas y las medidas de seguridad fueron momentáneas. El encintado perimetral que pusieron los bomberos para evitar el paso de particulares desapareció a fines de abril, junto con los policías que cuidaban el área hasta que se retiraran los pocos elementos que quedaron útiles.

Según los vecinos, a pesar de insistir telefónicamente a Defensa Civil por el peligro de derrumbe de los pilotes y paredes que quedaron en pie, y el daño para la salud que puede causar el contacto con el tolueno, "nunca más se implementaron medidas en resguardo de la gente", se quejó Carlos Robbati, un hombre que vive en Gutenberg al 1600, justo enfrente de la fábrica, y que viene luchando hace tiempo con este tema.

A partir de ese momento comenzó otro problema para la gente del barrio. Si bien antes debieron batallar para que las autoridades se hicieran eco del permanente riesgo de incendio (cosa que finalmente ocurrió), ahora las ruinas de la fábrica siguen generando alarma. Es que algunas paredes están resquebrajadas y en riesgo de derrumbe y desconocidos se trepan para sacar ladrillos, vigas o hierro. Ademas, si hubiera residuo de tolueno en el lugar, los daños para su salud serían muy graves.

Si bien todavía no se realizaron estudios sobre el suelo, la directora de Control Ambiental de la Municipalidad, Daniela Mastrángelo, explicó a La Capital que "la acción del fuego hace desaparecer cualquier riesgo de contaminación del material tóxico que hubiere quedado sobre superficie". Pero aclaró que "a partir del informe que elaboraron los bomberos y de la inquietud de los vecinos, se estudiará si existen tanques subterráneos y riesgo de contaminación" por el tolueno.

Según Robbati, "donde funcionaba el área de la colchonería destinada a la fabricación de goma espuma había depósitos de tolueno subterráneos (tanques), que luego del incendio habrían sido retirados", aunque él cree que todavía queda uno bajo tierra. "Aún si ya los hubieran retirado, es gravísimo que la gente deambule por allí porque el material pudo quedar esparcido por todos lados", dijo el hombre, que cuando ve algún muchacho martillando trepado sobre los tapiales trata de convencerlo del peligro en ciernes.

Además impera una sensación de inseguridad, porque el lugar se ha convertido en una guarida de jóvenes maleantes y el panorama sigue siendo preocupante. A pesar de que el Concejo Municipal a través de la concejala Silvia Rodríguez Soto (UCR) el 17 de mayo último solicitó al Departamento Ejecutivo que proceda a "verificar la presencia de sustancias peligrosas y cercar el predio siniestrado", todavía no hubo reacción oficial.
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No son pocos los que se llevan ladrillos.

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