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domingo,
29 de
mayo de
2005 |
Vivir y morir trabajando
En Rosario son recordados varios asesinatos que tuvieron como blanco a personas sorprendidas cuando estaban trabajando. Estos son algunos de los casos.
Sobre el camión. En calle Medrano, en villa Cerámica, Rubén Coasollo acababa de frenar su camión de reparto para hacer una entrega. Lo emboscaron y un chico de 14 años, apodado Bere, le disparó a quemarropa. Era el 17 de septiembre de 1997. Hoy Bere, que se llama Gustavo Rodríguez, tiene 21 años. En agosto de 2004 cayó preso por un robo.
En la agencia. Guillermo Agustín Schoeller, de 43 años, vio que lo apuntaban con un arma. "Llevate todo", le dijo a uno de sus dos asaltantes. Pero salió un tiro que acabó con sus 43 años de vida. Fue en un local de loterías de San Juan al 3000, frente al sanatorio Julio Corzo, el 20 de julio de 2000. Daniel Ferreyra, de 26 años, cumple 13 años de prisión como autor del crimen.
Un cadete. Damián Céspedes, de 24 años, se detuvo un instante para acomodar su reparto como corredor de Marketing Farm. Se le acercaron para asaltarlo y le pegaron un tiro con un arma calibre 32. Fue en barrio Carlos Casado, en Gaboto y Londres.
En un videoclub. El verdulero Gustavo Pastor Aguirre vio que alguien se llevaba una campera del comercio que atendía su sobrina, en Rouillón al 3700. Corrió tras el ladrón, un adolescente, que lo perforó de un escopetazo. Ocurrió el 28 de junio de 2004.
En la verdulería. Eran las 20.30 del 16 de septiembre de 2004. Raúl Avila y su hermano estaban cerrando su almacén con verdulería de Almafuerte y Travesía cuando los sorprendieron dos jóvenes. Raúl, de 49 años, fue derecho a agarrar a uno y le replicaron con un tiro mortal. Por ese crimen Pablo Batalla, de 18 años, hoy está preso y procesado.
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