Paisajismo: el árbol de la vida

Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro son como dice el dicho, tres metas a alcanzar a en la vida. Aunque no mucha gente le otorgue tal dimensión a la tarea de plantar un árbol (salvo el autor de la frase y algunos pocos más) es una decisión que merecería algún grado de meditación.

Algunas preguntas pueden ayudar a pensar cuál es la especie que mejor se adapta a las necesidades requeridas: ¿cuál es el espacio del que se dispone para que se desarrolle en toda su magnitud?

Esta es una cuestión importante porque saber el tamaño final que alcanzará y en cuánto tiempo, hará descartar o no una especie. Por ejemplo, si el jardín es chico se optará por especies como el acer palmatum (arce japonés), rhus typhina, bauhinia candicans, prunus sp (ciruelo) que son de tercera magnitud, es decir que no sobrepasan los 10 metros de altura.

En caso de disponer de más metros cuadrados se pueden plantar también árboles de primera magnitud (más de 25 metros) como ginkgo biloba, populus alba (álamo), quercus robur (roble europeo), tipuana tipa (tipa) y de segunda magnitud (hasta 15 metros) acacia dealbata (aromo) jacarandá mimosifolia (jacarandá), catalpa bignoniodes (catalpa), entre otros.

¿Se necesita, por diferentes motivos, que sea de crecimiento rápido o no hay urgencias? Este es otro punto que ayuda a definir la elección. Si lo que se precisa es, por ejemplo, amortiguar el sol del oeste lo más rápido posible habrá que elegir árboles de crecimiento rápido (alcanzan su máximo desarrollo entre los 5 y los 15 años) como los fresnos (fraxinus americana, de segunda magnitud), acacia dealbata (aromo), catalpa, populus alba, salix babilonica (de segunda magnitud).

¿Es importante que en invierno deje pasar el sol? Si lo que se busca es tener sombra en verano y sol en invierno se plantarán especies caducas, es decir que pierdan sus hojas en invierno. Hay árboles como los fresnos, los plátanos, los liquidambar, los acer que toman una coloración otoñal muy atractiva antes de que las hojas caigan.

¿En qué clima y en qué suelo crecerá? Saber el tipo de suelo con que se cuenta hará que se elijan las especies adecuadas. Así en suelos arcillosos se pueden plantar árboles como quercus palustris (roble de los pantanos), taxodium distichum (ciprés calvo), fraxinus americana (fresno americano); en cambio en suelos arenosos se pueden plantar acacia dealbata, betula pendula (abedul), castanea sativa (castaño), melia azedarach (paraíso).

El ph del suelo (grado de acidez o alcalinidad) también puede ser una limitante en la elección . Algunos árboles como el acer palmatum necesitan un ph de 6 a 6,5, otras especies en cambio se adaptan bien a suelos de ph alcalino, por ejemplo el acer negundo, el cercis siliquastrum, la robinia pseudoacacia. Hay árboles como el acer palmatum atropurpúrea que requieren media sombra, ya que los rayos del sol de mediodía lo perjudican y otras especies como palos borrachos, jacaranda, lapachos necesitan ser protegidos de las heladas mientras son jóvenes.

¿Qué tipo de forma y follaje se buscan? Hay árboles de copa elipsoidal como el eucalyptus globulus, de forma columnar como el álamo piramidal, de copa globosa como la acacia bola, de forma péndula como el sauce llorón y de forma cónica como al araucaria. El follaje incluye distintas características: color, densidad y textura de las hojas. De acuerdo a los gustos y a la composición que se quiera lograr se optará por especies de textura gruesa como la magnolia, por ejemplo, o por otros más etéreos como el jacarandá.

En cuanto a la densidad hay árboles de follaje liviano que dejan pasar el sol y otros que no permiten la visión ni el paso de la luz.

Jorgelina Rinesi

Paisajista