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 domingo, 29 de mayo de 2005  
Mercados
Los límites de la euforia en la plaza bursátil

Salvador Di Stéfano

El mayor control de capitales, la fuerte intervención del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en el mercado cambiario y una suba del salario mínimo de cara a las próximas elecciones. No hacen más que declarar que el gobierno desea una economía cerrada, en donde prevalezca el modelo de sustitución de importaciones, mayores exportaciones y una mejora sustancial para el campo.

Para ello, trata de sostener artificialmente un tipo de cambio alto que le permita que el modelo siga funcionando adecuadamente. En el mes de mayo un aluvión de dólares llegó al mercado desde tres lugares distintos: el dólar de la exportación, producto de la liquidación estacional de la soja; el dólar impositivo, producto de los fuertes vencimientos que operan este mes, y el dólar especulativo, producto de que están próximos a la efectivización del canje de la deuda.

De no haber mediado la intervención del Central, el dólar estaría cotizando entre $2,40/$2,50, en niveles similares a lo que acontece con el real. Sin embargo, se trabajó activamente en la emisión de pesos y compra de divisas con el objetivo de incrementar las reservas que ya se ubican en los 22.000 millones de dólares y la meta es tener 25.000 millones de dólares de cara a las próximas elecciones.

La compra de dólares y la consecuente emisión de pesos para materializar la operación no genera por sí inflación. Durante toda la convertibilidad se adquirían dólares contra la emisión de pesos y esto lejos estaba de producir incremento de precios en el mercado.

Sin embargo, si se compran dólares contra emisión y luego se utilizan esos dólares para pagarle al Fondo Monetario Internacional, quitándole el respaldo de los dólares a los pesos emitidos, eso sí se transforma en inflación porque son pesos sin respaldo alguno, lo que es emisión espúrea de dinero.

El gobierno realiza esta operación y los pesos excedentes los absorbe vía endeudamiento del BCRA, en la actualidad el stock de endeudamiento del Central asciende a 25.000 millones de pesos, que convertidos a dólares de hoy representan más de 8.000 millones de dólares, lo que implica un poco más de un tercio de las reservas existentes en el ente rector.

No todas las reservas son de libre disponibilidad, ya que el BCRA tiene una deuda que va creciendo con el correr del tiempo, en la medida que su política sea emitir para comprar dólares, cancelar deuda con el FMI y contraer deuda interna con el BCRA. El gobierno lleva adelante esta política porque mientras le pague al Fondo no debe firmar carta de entendimiento alguna, y menos aún comprometerse a llevar adelante las reformas estructurales que le indican desde el exterior.

Si realiza las reformas estructurales no puede mantener esta política económica de cerrarse al mundo y tener un tipo de cambio alto beneficiando sólo a algunos sectores empresariales.

Esta política no es sostenible en el tiempo porque cambiar deuda externa (pagos al FMI) por deuda interna (endeudamiento vía Lebac con el BCRA), tiene un límite y parecería que estamos próximos a que esto suceda.

Las primeras colocaciones de Lebac se realizaron a tasas altísimas a mediados del año 2002, luego los años de crecimiento económico y estabilidad monetaria redujeron las tasas a niveles inferiores al 2% anual, en la actualidad esta tasa se ubica en niveles del 5,5% anual para colocaciones cortas y del 8% anual para colocaciones a un año de plazo, de seguir por este camino aparecerá en el escenario económico un déficit proveniente de operaciones del Banco Central que podría poner en peligro la estabilidad económica.

En la coyuntura, los mercados son un vergel. Los bonos argentinos muestran rendimientos muy bajos. Por ejemplo, el Boden 2012 cotiza a una paridad cercana al 90% y con un rendimiento del 7,5% anual, sin duda buen precio para vender y aprovechar la coyuntura. Sin embargo, podría subir un escalón más porque Argentina pagará intereses atrasados correspondientes al año 2004 por un total de 561 millones de dólares que se efectivizarán la semana próxima, mientras que en el año 2005 se pagarán intereses por 632 millones de dólares.

La diferencia entre lo que se presupuestó para el pago de intereses y lo que se efectivizará será 671 millones de dólares, de cumplirse lo anunciado en el prospecto del canje deberían utilizarse estos fondos para recomprar deuda.

Toda esta liquidez impulsará al mercado de bonos un escalón más arriba y también tendrá su impacto sobre las acciones en donde se espera un índice Merval peleando con la resistencia de los 1.500 puntos, de superarla podría ir hasta los 1.600 puntos, pero hay que tener presente que el 17 de junio vence el mercado de futuros y opciones y esto traerá más clama y racionalidad a un mercado que podría estar sobrevaluado si la tasa de interés domestica sigue a la suba.
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