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domingo,
29 de
mayo de
2005 |
A la dirección del
Hospital Provincial
"Amo la vida porque me estimo a mí mismo y porque comprendo el honor que me fue otorgado cuando vine al mundo para conocer en él toda la luz y toda la gran ciencia humana". Este pensamiento de San Agustín se hizo realidad en mi persona cuando por el espacio de aproximadamente cuatro meses permanecí internada en el Hospital Provincial; allí me enseñaron a estimarme a mí misma y me mimaron como si fuesen viejos amigos médicos, residentes, enfermeros y mucamas. Y toda la gran ciencia humana se manifestó en todos los profesionales que me atendieron en autocuidado, Uti, cirujanos, anestesistas, clínicos, radiólogos, hematólogos, infectólogos, enfermeros/as del segundo piso, camilleros y mucamas. No quiero nombrar a cada uno de ellos porque pecaría mi memoria en dejar algún nombre en el olvido. Dado que vivimos en una sociedad donde reinan el pesimismo, la falta de amor y solidaridad, resulta necesario destacar las cosas buenas que nos pasan que no se publican con grandes titulares en los medios de comunicación como lo es el de aliviar en silencio y con mucha idoneidad el dolor del que sufre. ¡Gracias por la contención brindada a mi familia y a toda mi gente! Gracias por la paciencia, por el honor que tuve de poder conocer a muchos seres humanos profesionales cada uno de ellos en la tarea que realizan.
Ida Inés Ferrero y familia
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