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 jueves, 26 de mayo de 2005  
Las Fuerzas Armadas de Bolivia rechazaron un intento de golpe
Dos tenientes coroneles pidieron formar un gobierno cívico-militar. Pero el alto mando respaldó al presidente

La Paz. - Las marchas a favor de la nacionalización de los hidrocarburos arreciaron ayer en La Paz, mientras las Fuerzas Armadas cerraron filas en torno al presidente de Bolivia, Carlos Mesa, cuya renuncia fue solicitada por dos miembros de baja graduación del Ejército.

Las manifestaciones que convulsionaron el centro paceño se vieron salpicadas por las declaraciones de dos tenientes coroneles, Julio Galindo y Julio Herrera, quienes exigieron a Mesa que abandone su cargo para formar un gobierno cívico-militar. Sin embargo, el alto mando de las Fuerzas Armadas descalificó este pedido de renuncia como un "hecho aislado", al mismo tiempo que anunció "severos castigos" contra los "sediciosos". La principal fuerza de oposición, el Movimiento al Socialismo (MAS) liderado por Evo Morales, también repudió ayer cualquier intento de golpe militar y convocó a los bolivianos a defender la democracia.

En la décima jornada de protestas, la sede de gobierno volvió a ser escenario de las movilizaciones de mineros, maestros y vecinos de la ciudad de El Alto, demandando la nacionalización de los hidrocarburos y en rechazo a las polémicas autonomías regionales. Las agrupaciones sociales no dieron marcha atrás, a pesar de que el martes algunos manifestantes fueron replegados por la policía con gases lacrimógenos, para evitar su ingreso a las sedes oficiales.

En ese ambiente de agitación, el teniente coronel Julio Herrera, quien dijo hablar en nombre de un grupo de oficiales, pidió la renuncia de Mesa y propuso la conformación de un gobierno cívico militar. "Queremos la renuncia del presidente de la República, puesto que en Bolivia sucede una cosa muy singular. Ocurre que en el Palacio no tenemos presidente y que Bolivia no tiene gobierno", declaró a la radio Erbol Herrera, quien antes había aparecido en una entrevista televisiva junto a otros uniformados.

Herrera enfatizó que "esto no es un golpe militar, es una proclamación, que el pueblo está pidiendo a gritos, que los oficiales jóvenes nos hagamos cargo del gobierno de este país para dar soluciones a toda la sociedad". También pidió que las Fuerzas Armadas "no salgan a reprimir, que no salgan a dar baja a gente que lucha por una causa justa. Queremos al final salvar la democracia", aseguró.

El uniformado indicó que su supuesto "movimiento generacional" de militares pretende promover una movilización pacífica para cerrar el Congreso, llamar a una Asamblea Constituyente y nacionalizar los hidrocarburos, aunque dijo que no buscaba la expulsión del país de las empresas transnacionales. "Queremos hacer nuevos contratos y queremos hacer negocios, no negociados. Queremos que las petroleras no impongan el soborno para que se sigan beneficiando", afirmó.

El pronunciamiento encendió la tensión en La Paz, agobiada por los bloqueos en El Alto y los choques protagonizados por manifestantes y policías, que impiden el ingreso a la céntrica Plaza de Murillo, en cuyas adyacencias se encuentran el Palacio presidencial, el Congreso y la Cancillería.


Por la democracia
En medio de este complicado clima, las Fuerzas Armadas expresaron su respaldo a Mesa, quien el martes a la noche aseguró que se mantiene "firme en su puesto" y pidió no "alimentar" rumores, al desvirtuar tácitamente las versiones sobre un supuesto intento de golpe.

El comandante de las Fuerzas Armadas, almirante Luis Aranda, descalificó como "un hecho aislado" las declaraciones de los oficiales, e indicó que no tienen "ninguna repercusión que amenace la subordinación" del estamento castrense.

"Las Fuerzas Armadas se mantienen firmes en defensa del Estado de Derecho y la institucionalidad de la nación", aseguró el alto jefe militar, quien transmitió al país la "tranquilidad" de las tropas. También anunció "severos castigos" para los dos militares "descalificados".

En su comunicado, el alto mando afirma que "las declaraciones desaprensivas y sediciosas formuladas por los ciudadanos militares (Herrera y Galindo), que pretenden enlodar y desprestigiar a la institución con afanes golpistas, no representan el sentir de los componentes de las Fuerzas Armadas".

En el documento también se indica que Galindo está en situación de disponibilidad y que fue antes dado de baja, y que los antecedentes de Herrera presentan innumerables faltas disciplinarias, varias de ellas por encontrarse en estado de ebriedad.

En tanto, los movimientos civiles, encabezados por el dirigente opositor Evo Morales, también rechazaron un eventual golpe de Estado o la implantación de un gobierno cívico-militar, y defendieron el sistema democrático, que este país recuperó en 1982.

"Venga de donde venga, golpe de Estado no es democracia. Es importante tener militares patriotas, pero militares que respeten la democracia, que respeten la Constitución", declaró Morales.

Abel Mamami, presidente de la poderosa Federación de Juntas vecinales de El Alto, aseguró que defenderán "todo gobierno democrático y representativo". "No es momento para hablar de ese tipo de gobiernos. Creemos en la democracia. Recobrar la democracia le ha costado sangre y luto al pueblo boliviano", afirmó el dirigente, quien no desechó que esos grupos militares busquen "servirse de los movimientos sociales".
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Los militares se mueven en las calles mientras continúan las protestas.

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