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 miércoles, 18 de mayo de 2005  
Azul profundo. La norteamericana canta esta noche en El Círculo junto a sus amigos bluseros
Zakiya Hooker: "El peso de mi apellido muchas veces fue como una espada de doble filo"
La cantante reflexiona sobre las ventajas y desventajas de ser la hija del legendario John Lee Hooker

José L. Cavazza / La Capital

Zakiya Hooker se largó a cantar profesionalmente recién a los 40 años, y pisó el escenario por primera vez en 1991, a dúo con su padre John Lee Hooker, un ícono del blues que murió hace cuatro años. Zakiya vive en Oakland, California, pero desde que debutó en Argentina -febrero de 2004- pasa algunos días en Buenos Aires junto a sus amigos bluseros Miguel Botafogo, Jorgelina Aleman, (con quien hizo un disco este año), que es la nieta del guitarrista Oscar Aleman y el armoniquista Bruce Ewan, con quienes compartirá esta noche, a las 21, en el teatro El Círculo, un recital del que participará además Caburo Blus.

-Como profesional empezó a cantar de grande, ¿por qué?

-Era una madre soltera con tres hijos que criar. Ellos eran mi prioridad. Tenía que trabajar para ocuparme de la educación y crianza de mis hijos primero, y tomó todo mi tiempo ya que no tenía esposo que me ayudara. Aunque la música es una cosa necesaria en mi vida, tuvo que esperar hasta que fui capaz de mantener a mi familia. Siempre tuve el deseo de hacer música, pero Dios dictaminó cuándo habría de hacerlo. Cuando por fin comencé a hacerlo descubrí que empezar más tarde fue bueno para mí porque yo estaba mucho más madura y centrada en la música. Conocí al productor Ollan Christopher (bajista de su actual grupo) y nos casamos en 1987.

-¿El peso de su apellido fue importante a la hora de abrirse camino en un mundo tan masculino como el del blues?

-Mi apellido a veces fue como una espada de doble filo. Ha sido una ventaja y una desventaja. Una ventaja porque cuando la gente reconoce el nombre me contratan para ver si en realidad tengo algún talento o si sólo soy una farsa. Tengo que continuar para demostrar lo que soy. Sé que si fuera hombre sería diferente, sería aceptado con los brazos abiertos. Después están los que piensan que lo logré por ser "la hija de...". Son aquellos que olvidaron que es tarea de los padres preparar el futuro de sus hijos y que cualquier padre querría que sus hijos disfrutaran los frutos de su trabajo. De eso se trata la familia. Lo que siempre he pedido es que se me juzgue por mis méritos como artista, que me acepten por lo que soy.

-El disco póstumo de su padre, "Face to Face", fue terminado por usted. ¿En qué consistió el trabajo?

-En el último disco de mi padre fui la productora ejecutiva y asesora respetando su música. El productor del disco fue Ollan Christopher. Todo el trabajo físico y la creatividad fueron hechos por él. Ollan y yo estuvimos hablando y planeando con mi padre el disco antes que él muriera. Cuando murió nosotros respetamos sus deseos y en base a ellos nació "Face to Face". Este es verdaderamente uno de los mejores discos de mi padre. Tengo grandes expectativas y me gustaría que se convirtiera en un disco que estuviera siempre vigente.

-Teniendo en cuenta que quedan con vida pocos íconos del blues, ¿cómo ve el presente y el futuro de esta música?

-El blues original era una música que nació de un estilo de vida que hoy no existe. Esa es la razón por la cual no puede ser duplicado, sino sólo imitado. Algunos de los actuales artistas de blues tratan de mantenerse tan cerca del original como les es posible, lo que es algo muy bueno porque esto ayudará a los futuros artistas de blues a tener un camino por dónde ir. No soy una gran admiradora de las guitarras que chillan, así es como les decía mi padre, y que no dicen nada. Tratan de hacer entrar tantas notas en una canción como puedan. No dejan respirar a la música. El futuro del blues es que nunca morirá, porque surgió de la vida. Mientras haya gente en esta tierra existirá la necesidad de un blues para expresar el anhelo por alguien o algo, la tristeza y la alegría. El blues, sin embargo, tiene que evolucionar. Sin el aporte vital de la juventud, el cambio y el crecimiento no sucederán. Déjennos tener la esperanza que permanecerán tan fieles al blues como sea posible.

-¿Cuál es el aporte de las nuevas generaciones?

-Las nuevas generaciones le han dado un nuevo sonido y una nueva apariencia al blues. Lo han combinado con su blues, el decir el hip hop, el rap, y lo han llevado hasta un punto que es reconfortante y apasionante. Han contado sus historias sobre sus estilos de vida de una manera que ellos puedan entender y también nos han hecho comprender a nosotros qué está pasando con la nueva generación. Nos han mostrado que el cambio no tiene que ser una cosa mala cuando ayuda a que la evolución tenga lugar.

-Pero el hip hop y el rap, ¿no le quitó sangre nueva al blues?

-No, porque como dije antes, nuestra nueva generación ha comenzado a descubrir sus raíces en el blues. Martín Scorsese hizo el concierto "The Blues" en el Radio City Hall en Nueva York para lanzar su PBS, una serie especial sobre blues. En ese show estuvieron Mos Def y Chuck D, ambos jóvenes estrellas del hip hop y del rap, cantando blues. Su música es verdaderamente su música, pero no es original de ellos. Viene de sus antepasados del blues y de los cantantes y músicos del viejo R&B que posibilitaron la aparición del funk, el soul, el rock and roll, el jazz y cualquier otra música que sea popular hoy en Estados Unidos.

-En Estados Unidos hoy no existen los conflictos raciales ni la segregación de cuando surgió el blues, ¿a qué cosas le canta el blues actualmente?

-Es verdad que los conflictos raciales y la segregación no son tan evidentes hoy como lo eran en los tiempos de los artistas del blues original. Eso no significa que no existan más. Si escuchas la música de la juventud de hoy, aún escucharás sobre la ira y la desigualdad con la que la gente de color todavía tiene que lidiar en este mundo. El blues tiene aún muchas cosas a qué cantarle.
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Zakiya dio las puntadas finales al disco póstumo de su padre.

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