Año CXXXVIII Nº 48748
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 08/05
Mujer 08/05
Economía 08/05
Señales 08/05
Educación 07/05
Salud 04/05
Autos 04/05

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 15 de mayo de 2005  
[Primera persona] Gustavo Varela
"El tango permite entender nuestra historia moral"
El autor de "Mal de tango" se propone conjugar el afecto y el espiritu critico para explicar el devenir de una pasion argentina

Rodolfo Montes / La Capital

Gustavo Varela abre las puertas de su casa. Tiene un modo único de estar en su amplísimo departamento del barrio de Almagro, el de producir, pensar y decir aquello que le mandan sus pasiones fundamentales. La filosofía, la música, la literatura, la docencia, su mujer Emilia y San Lorenzo de Almagro son disparadores de un emotivo fragor vital. Acaba de publicar "Mal de tango, historia y genealogía moral de la música ciudadana" (Editorial Paidós), un libro que abre una mirada del tango no complaciente y revela con maestría cómo el desarrollo burgués del siglo XX en la Argentina terminó por aggiornarlo a la moral de las clases sociales que se apropiaron de él.

En diálogo con Señales, Varela ratifica sus condiciones de intelectual y artista preocupado por encontrar los cruces de géneros, y su honestidad brutal por escaparle a los lugares cómodos. Más bien prefiere meterse ahí donde las respuestas seguras no abundan.

-¿Por qué "Mal de tango" se corre de la historiografía convencional?

-Porque intento encontrar en la historia del tango fisuras, discontinuidades, quiebres. Qué sucedió para que el tango, de ser la música alegre de la fiesta prostibularia se transforme en un canto melancólico y triste. Esa pregunta no la responde la historia del tango; lo hace la política, la economía, la literatura higienista de la época.

-¿Cómo surgió la necesidad de abordar una genealogía del tango que supere aquellas frases hechas del tipo: "modo de sentir porteño"?

-Cuando definís al tango desde el afecto, el espíritu crítico se enmudece. La filosofía contemporánea ofrece nuevas líneas de comprensión de la historia. Las lecturas de Nietzsche y de Foucault abren una perspectiva genealógica, es decir, una mirada que se pregunta por las condiciones políticas de aparición de un fenómeno cultural. Desde ahí traté de pensar al tango como una forma de entender nuestra propia historia moral.

-¿Qué relación descubriste entre la evolución de la música del tango, como hecho estético y artístico, y el proceso político y económico de la Argentina?

-Los primeros títulos y las primeras letras de Ángel Villoldo son verdaderamente escandalosas: "Dos sin sacarla", "Afeitate el 7 que el 8 es fiesta", "Ponémela, sacámela y volvémela a poner". Todo esto entre el 1880 y el 1910. En esa época en Buenos Aires había 240 escuelas y 6.000 prostíbulos, miles de inmigrantes que llegaban al puerto, una sociedad oligárquica que ve amenazado su poder con el aluvión de extranjeros. El tango surge allí, en el interior del prostíbulo. Cuando el inmigrante se asienta, funda su familia y tiene hijos, necesita definir nuevos valores. Entonces el tango se moraliza. Se toca un tango en el aniversario del centenario de la Revolución de Mayo, algo impensado pocos años antes. Después vendrán tangos dedicados a políticos, hasta que en 1930 el fascismo se hace cargo del poder en las manos de Uriburu, a quien se le escribe más de un tango.

-¿La música del tango se impregna, entonces, de los valores morales de las clases sociales que lo toman para sí?

-El tango es música popular, es decir, muestra lo que siente y piensa el pueblo. Y un pueblo tan heterogéneo, hecho de tristezas de italianos, españoles, franceses, polacos, una vez que se asienta en nuestra tierra, necesita ver su realidad reflejada en sus canciones o en el sainete o el grotesco. Es decir, es preciso fundar aquellos valores sobre los que producir un sentido social nuevo. Luego desaparecen los contenidos prostibularios y las letras dicen formas de identidad: la madre, la amistad, el amor, el barrio. Ese es el tango que nos llega a nosotros. Por otra parte, la población se quintuplica en pocos años y esto trae nuevos oficios, una nueva economía, y entonces la conformación de lo que va a ser después la clase media. Creo que el tango canción es su primera expresión cultural.

-¿Cuánto del tango original se preservó hasta hoy y cuánto se reformuló?

-No creo que haya un tango original; posiblemente el destino del tango, de haberse mantenido en su expresión prostibularia, hubiera sido el de desaparecer. El tango se modifica y sobrevive, se mantiene vivo. De cualquier modo, ciertos vestigios de aquel tango quedan presentes: en el erotismo del baile, que recuerda siempre el abrazo de la prostituta y su cliente; o en la imagen masculina, donde el hombre conserva ciertos rasgos de guapeza y valentía. Donde más se ha modificado es en la imagen de la mujer, que transforma la mirada ardiente de "La morocha" de Villoldo por la condena al apetito sexual y el desenfreno.

-¿Por qué elegiste "sexualidad, moral, la música y la palabra" como áreas para elaborar tu historia y genealogía del tango?

-Traté de que estuvieran presentes las dos formas de vínculo que yo tengo con el tango. Por un lado, de análisis, de espíritu crítico, que es la primera parte del libro. La sexualidad y la moral son las capas genealógicas que me sirven para encontrar las razones de un quiebre de sentido. Por otro lado, mi amor por el tango, el quedar deslumbrado por sus músicos y sus poetas. Y allí la historia, puesta en la música y la palabra, donde busco en las vidas de los personajes del tango algunos elementos que me permitan construir una historia que dé cuenta de los afectos, ese "estar en el misterio" del que hablaba Homero Manzi, y que es el poder de seducción que tiene el tango.

-¿Qué valoración hacés de la aparente recuperación actual del tango?

-La aparición de rock hizo que muchos músicos y poetas eligieran otra forma de expresión popular y eso dejó un poco desierto el universo tanguero, principalmente en la poesía. Aunque algunos pocos sobrevivieron al embate de la música extranjera, como Homero Expósito, el último gran poeta del tango. En la música, la revolución y la enormidad de Piazzolla hizo que se renueven las estructuras y que aparezcan nuevas posibilidades de expresión. Creo que hoy estamos en ese camino, tratando de desandar lo que Piazzolla dejó como marca de origen. Hoy tenemos excelentes bandoneonistas muy jóvenes, muy buenas orquestas y cada vez mejores intérpretes.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Varela, una mirada nueva sobre la historia del tango.

Notas Relacionadas
Del burdel al salón


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados