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lunes,
09 de
mayo de
2005 |
El Gigante se vistió de fiesta
El Gigante volvió a vestirse de fiesta. Anidó una multitud en sus bandejas. Las coloridas banderas fueron el común denominador. Fieles canallas y racinguistas coparon con la misma ilusión cada rincón del estadio. Por momentos, el cemento del estadio parecía moverse al compás de los cánticos que bajaban desde las calurosas populares. Hubo mucho público, aunque semejante marco mereció mejor respuesta desde el campo de juego. Sobre todo para los fieles auriazules.
Tarde ideal para disfrutar de un nuevo capítulo que brinda semana a semana el deporte más consumido por el pueblo argentino. Arroyito fue una fiesta. Unas 35 mil almas futboleras de pura cepa se dieron cita de ayer para seguir de cerca a las dos Academias que exhibe el torneo Clausura. Un sinfín de trapos de diversos lares adornaron los cuatro costados del estadio. Las distintas generaciones no pararon de emitir comentario alguno con respecto al encuentro. Tanto en el entretiempo como en el final, cada simpatizante, canalla sobre todo, parecía ser un experimentado entrenador. No era para menos, habían armado una auténtica fiesta. Pero no pudieron terminarla como lo habían planificado.
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