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domingo,
08 de
mayo de
2005 |
Opinión: A cuatro meses, la misma pieza
Hernán Lascano / La Capital
Hace cuatro meses Apropol denunció una práctica sistemática de robo de combustible de las patrullas de la Unidad Regional de Santa Fe. La primera reacción del gobierno provincial fue calificar la imputación como un absurdo. Doce días después lo que quedaba en absurdo era ese señalamiento, cuando varios testimonios contundentes, la mayoría brindados por policías que habían sido forzados a guardar silencio, obligaban a las autoridades políticas a remover a la cúpula de la Unidad Regional I. Incluso en esa ocasión, como ahora, hubo una foto.
También ahora las autoridades políticas y policiales vuelven a sucumbir a la tentación de ocuparse más de quien habla que del tema hablado. Exactamente igual que en enero pasado. Entonces la realidad no asumida tempranamente, conocida además por todo el mundo, hizo que el discurso institucional terminara, a cortísimo plazo, pesando menos que un boleto.
Los hombres que ahora denuncian las maniobras son algunos de los que impidieron que esos mismos vehículos salieran a patrullar la ciudad el 12 de abril pasado. Las medidas disciplinarias que les impusieron por ello parecen inobjetables. Pero a nadie con sentido común se le ocurriría que por aquella acción de rebeldía lo que denuncian ahora es descartable. Gobierno y policía, sin embargo, discuten eso ahora. Como el oficial Martínez de Apropol está en disponibilidad que ayer labrara un acta en el playón del Comando, aducen, fue irregular. Es muy probable. Resta ver cuán regular es que en penumbras y en plena Jefatura se descalabren los tableros de las patrullas.
En enero pasado, cuando Apropol hizo la denuncia en Santa Fe, se habló más de su carácter ilegal como entidad gremial que de la práctica corrupta que señalaba. Cinco días después apareció el oficial ayudante Edgardo Alvarez, de la Patrulla Urbana de Santo Tomé, en el despacho del juez Julio César Costa. Allí no sólo detalló las maniobras. También dio pormenores de cómo los mayores niveles de la departamental no quisieron oírlo describir los fraudes porque, según él dijo, ellos mismos lo auspiciaban y encubrían.
En Santa Fe, en cuestión de doce días, el discurso del gobierno terminó triturado por la práctica de los hombres a los que pretendió defender. A sólo cuatro meses el escenario y los actores son los mismos. Habrá que ver si se repone la misma pieza.
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