Pacífico. El acto de recordación se desarrolló sin que se registraran hechos de violencia, pero el clima fue de gran tensión

Los santafesinos evocaron con dolor el segundo aniversario de la inundación

Una multitud colmó la Plaza de Mayo y arreció con insultos y reclamos a ex funcioanrios del oficialismo

Carlos Roberto Morán y Atilio Pravisani / La Capital

Santa Fe.- Con actos, marchas, una misa y una concentración multitudinaria en Plaza de Mayo, esta capital vivió ayer una nueva jornada de dolor al evocar el segundo aniversario de la mayor tragedia hídrica de su historia, que cubrió un tercio de la ciudad, causó la muerte directa de 23 personas, afectó a unos 130 mil vecinos, provocó pérdidas multimillonarias y generó una cadena de problemas que aún persisten, en un marco del duelo declarado por los gobiernos provincial y municipal.

Anoche, unas cinco mil personas se congregaron en Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno. Se hicieron presentes distintas entidades sociales y políticas, además de numeroso público independiente, en su mayoría de clase media, que se mostró manifiestamente hostil al oficialismo y que en reiteradas oportunidades arreció con insultos y reclamos dirigidos a Carlos Reutemann y Jorge Obeid. También el ex intendente Marcelo Alvarez fue objeto de rechiflas e improperios.

El acto, anunciado para las 18, se inició una hora más tarde con la entonación a capella del Himno Nacional a cargo de la cantante Nilda Godoy. Luego se rindió un minuto de silencio en homenaje a los muertos, que se vio interrrumpido por un hombre que mientras llevaba en brazos a su nieta manifestó a gritos que había perdido a su hija durante la catástrofe. El hombre, visiblemente afectado, pidió que lo dejaran hablar y reclamó acciones en vez de palabras.

La lectura de un extenso documento en el que se reiteraron las acusaciones a los gobiernos de Reutemann y Obeid y a distintos funcionarios -especialmente de la gestión del hoy senador nacional- fue interrumpida por aplausos, en tanto los redoblantes acompañaban la difusión del texto.

"Seguiremos luchando y exigiremos justicia", se dijo desde el escenario desde donde se proyectó un video del grupo Mate Cocido en el que se recogen imágenes estremecedoras de lo que fueron los días de la inundación, con distintos testimonios y las movilizaciones que se realizaron los días 29 de cada mes frente a la Casa de Gobierno.

También se escucharon los reclamos conmovedores de los afectados por la inundación que durante muchos meses han vivido en carpas o en casas muy precarias.

El video fue seguido con atención por los asistentes y la plaza se mostró verdaderamente hostil cuando apareció la figura de Reutemann, que revivía el episodio registrado en la sede del Ministerio de la Producción, donde se encontraba el legislador nacional y en el que se hicieron presentes con carteles alusivos dos afectados por la inundación, uno de los cuales era el empresario José Mustafhá.

En la plaza proliferaron los carteles, destacándose los que respondían a Barrios de Pie, Izquierda Unida y Amsafé. Las leyendas señalaban la presencia de representantes de prácticamente todos los barrios que fueron afectados por la inundación. También se hizo presente una delegación de la Corriente Clasista y Combativa de La Matanza.

Los integrantes de la Marcha de las Antorchas llegaron minutos después de iniciado el acto procedentes de Villa Hipódromo, lugar donde se produjo el corte por el cual irrumpieron las aguas del Salado.

El acto se desarrolló sin que hubiera que lamentar episodios de violencia. La policía montó un dispositivo de seguridad frente a la Casa de Gobierno y los Tribunales. En la primera se ubicaron con cascos y escudos y a ambos laterales integrantes de la Agrupación Cuerpo de la Unidad Regional I, en tanto que en la sede de la Corte Suprema se colocó un largo cordón que impedía la circulación por la vereda del edificio, donde también fueron ubicados policías de custodia.

Integrantes de la Marcha de las Antorchas se concentraron primero frente al Palacio de Justicia y luego se dirigieron a la Casa Gris, donde pegaron pequeños carteles reclamando por justicia y castigo a los presuntos culpables de la catástrofe.

En un momento se temió un desborde del público, que sin embargo se limitó a expresar su descontento con insultos y gritos dirigidos a las autoridades. El acto concluyó pacíficamente pocos después de las 21.

Si bien en la mañana de ayer la actividad administrativa fue normal en las dependencias de la Casa de gobierno, por la tarde el edificio apareció casi desierto, con las ventanas cerradas y una importante vigilancia policial.

En tanto, una de las ceremonias más tocantes se desarrolló en la parroquia San Pedro, en inmediaciones del parque Juan de Garay, donde el arzobispo José María Arancedo ofició una misa por las víctimas de la tragedia.

En un templo colmado de vecinos, el jefe de la Iglesia santafesina hizo hincapié en la necesidad de restañar las heridas aún no cicatrizadas, para lo cual exortó a que se le preste toda la asistencia y ayuda a los que nunca podrán recuperar lo perdido.

Unas cinco mil personas acudieron a la Plaza de Mayo.