| domingo, 13 de febrero de 2005 | Opinión: "¿Es mucho pedir una playa para disfrutar en libertad?" Guillermo Lovagnini (*) Solamente una playa. Un pedazo de sol, arena y agua para disfrutar de un espacio de libertad fuera de la mirada indiscreta de los otros. ¿Eso es demasiado? ¿Sólo por eso se desató la tormenta verbal del señor Intendente de la ciudad entrerriana de Victoria? Preocupadísimo y temeroso al mismo tiempo por salvaguardar a su pueblo de personas extrañas a la "moral y buenas costumbres" y la "decencia". Palabras invocadas en el pasado con tristes consecuencias.
Quizá uno puede aventurar que sus oídos fueron "calentados" por quienes pocas veces dan la cara (hoy sumamente desprestigiados) y que han actuado siempre entre las sombras. Me refiero a la jerarquía religiosa que en Santa Fe habría ordenado a algunos legislador@s (que supuestamente nos representan a tod@s, inclusive a nosotr@s que integramos la minoría sexual), no votar el proyecto de ley de uniones estables de pareja.
Hace tiempo que los gobernantes de Victoria, no su gente común, habrían desparramado un temor exagerado a ser invadidos por Rosario, ciudad a la que ven lujuriosa, imperial, llena de vicios y maldades. La playa "gai" (castellanización de la palabra gay) pondría "la cereza a la torta". Tod@s los bien pensantes coincidiríamos que no es así, que los puentes en la historia de la humanidad han servido, entre otras cosas, para la integración, la convivencia en paz y el intercambio bidireccional. No se conciben en esta democracia moderna las exclusiones de las minorías (en este caso la sexual) y de ningún tipo.
Sería importante no caer en "la estrategia del odio" que consiste en marcar a los individuos como diferentes, tanto sea por su color de piel, idea religiosa y/o cualquier otra cosa que lo distinga. Que intenta demostrar que esa diferencia y las personas asociadas a ella son peligrosas para el resto. Y que por último plantea la eliminación y el exterminio del diferente. Una estrategia que han llevado adelante muchos regímenes totalitarios de cualquier signo político o religioso.
Es importante sentarse a dialogar, a hablar sobre estos temas, sin exabruptos, despojándonos de los temores. La homosexualidad no es una enfermedad que se pueda contagiar (fue quitada de la lista de enfermedades psiquiátricas por la Organización Mundial de la Salud en 1989). Sólo pueden temer y reaccionar con homofobia aquell@s que no están tan seguros de ser heterosexuales, aspecto que resaltan la psicología y la práctica diaria.
Además, querer detener algo tan natural como la homosexualidad, que existe desde los tiempos más remotos de la humanidad (aún antes que el cristianismo, el islam y el budismo), es como "querer tapar el sol con las manos". Desde ya muchos jóvenes gais y lesbianas de Victoria (que cuenta con un 10% de población homosexual, como el resto de la sociedad, según el Informe Kinsey elaborado en Estados Unidos en 1948) cruzan el puente y vienen a bailar a los boliches gais de Rosario y nuestra Revista Vox, que editamos en la organización que presido, se está distribuyendo allí.
Nuestra comunidad integrada por gais, lesbianas, transexuales, travestis y bisexuales, tiene el derecho de poder gozar de cualquier playa de la república, ya que la Constitución así lo determina. Pagamos nuestros impuestos, entre otras cosas para pagar los haberes de nuestros gobernantes que nos niegan nuestros derechos cuando les pedimos la aprobación de la ley de unión estables de parejas, pero también la derogación del Código de Faltas de los artículos que prohíben el travestismo.
Y también habrá que sentarse a dialogar si playas como estas son o no guetos, otra polémica que se abre por estos días. Nosotros apostamos a la integración de las personas, a una sociedad plural y respetuosa de las diferencias. Pero lo importante es que, por el momento, los guetos existen. Y existirán hasta la desaparición de la homofobia (sentimiento equiparable al antisemitismo y al racismo). Todavía se siente la necesidad de una zona protegida, pero también debemos ser conscientes de que se trata de un lugar con paredes permeables, un lugar al que podemos ir cuando lo necesitemos.
(*) Presidente de la Asociación Civil Vox enviar nota por e-mail | | |