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 miércoles, 09 de febrero de 2005  
Los primeros efectos positivos del deshielo entre Washington y París

Hannis-Jochen Kaffsack

París. - El deshielo de las relaciones transatlánticas está teniendo sus efectos positivos hasta en las glaciares relaciones franco-estadounidenses. La nueva secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, vino ayer para eso en persona a orillas del Sena, donde preparó el camino a su presidente, George W. Bush, que se encontrará con su homólogo francés, Jacques Chirac, firme detractor de la guerra en Irak, el 21 de febrero en Bruselas.

Washington y París se acercan así de nuevo, aunque en realidad no todo se ha superado.

"EEUU y Francia comparten valores comunes, víctimas comunes y un futuro común", señaló Rice en el comienzo de su ofensiva de encanto. "Cuando no somos de la misma opinión, entonces nos comportamos como amigos".

Rice trajo entonces a su discurso reflexiones sobre la relación entre su país y toda Europa, que expresó en París de manera consciente, pues en la capital francesa la invasión estadounidense de Irak provocó duras reacciones con tonos antiamericanos. "Es tiempo para un nuevo capítulo transatlántico", aseguró.

Una semana después de las elecciones en Irak, que deberían despejar el camino del país hacia el futuro, podría también tomar la senda de los libros de historia la solución que se atribuyó a una Rice molesta por la disputa sobre Irak: "Castigar a Francia, ignorar a Alemania, perdonar a Rusia".

Ambas partes destacaron la buena voluntad para perseguir el éxito de objetivos políticos comunes tanto en Irak como en Medio Oriente.

"El gobierno de Bush se decidió abiertamente a reinstaurar los lazos transatlánticos en el segundo mandato presidencial", aplaudió el rotativo parisino Le Monde la visita. Mientras Bush necesita ayuda del Viejo Mundo para salir del atolladero iraquí, Chirac parece ahora dispuesto a abandonar la posición de negación y a involucrarse activamente.


"Confianza mutua"
"Necesitamos un nuevo comienzo en nuestras relaciones", expresó el ministro de Exteriores francés, Michel Barnier, antes de la llegada de su colega. "Se trata de determinar qué problemas podemos afrontar en común, en confianza mutua". Y con prudencia, Barnier añadió que no podía ser que "sólo Francia hiciera concesiones".

Cada uno se acercó un paso al otro. Tras las elecciones del 30 de enero en Irak, Bush habló de "involucrar a todos los iraquíes en el proceso político, tanto si votaron como si no". Eso es lo que la diplomacia francesa reclamaba desde hace tiempo.

París exigió en un principio también un plazo para una rápida salida de las tropas extranjeras de Irak, pero ahora una "previsión de retirada" sin fecha es ya satisfactoria.

Conflictiva es aún la política respecto a Irán o el envío de tropas a Irak. Chirac está dispuesto a formar a fuerzas de seguridad iraquíes, pero las tropas francesas no irán a Irak, algo negado demasiadas veces por París como para echarse ahora atrás. No todo puede descongelarlo el deshielo. (DPA)
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