| domingo, 09 de enero de 2005 | Florianópolis: Un collar de playas En la capital del estado de Santa Catarina contrastan los modernos centros comerciales y hoteles de primer nivel con los barrios habitados por pescadores artesanales Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina, tiene una característica singular. Ubicada en una isla marina de gran tamaño cerca del continente, está formada por barrios que se asemejan a pequeños pueblos. Aquí los modernos centros comerciales y de servicios conviven con villas de casas simples habitadas por pescadores artesanales. Además la isla está rodeada de decenas de hermosas playas y conserva áreas de vegetación autóctona. Estas son algunas de las razones que atraen a los rosarinos a disfrutar el verano en este rincón paradisíaco del sur de Brasil.
Si bien el progreso modernizó la ciudad, la población de Floripa (su apodo cariñoso) conserva las influencias culturales aportadas por los inmigrantes portugueses de las Azores, italianos y alemanes.
Las bellezas naturales de Florianópolis atraen año tras año a miles de visitantes. En especial en verano, turistas brasileños, argentinos, uruguayos y chilenos arriban para disfrutar las vacaciones. El cinturón de playas que rodea la isla satisface las expectativas de todos los viajeros.
La oferta de sol incluye balnearios extensos, pequeñas ensenadas, costas de oleaje fuerte, aguas calmas que parecen las de un lago, arenas repletas de veraneantes y playas desiertas a las que se llega exclusivamente caminando a través de senderos. Claro que la isla también es un gran imán para los aficionados al surf, windsurf, vela y pesca.
Las regiones norte y central de Floripa son las preferidas por los veraneantes y ofrecen una completa infraestructura de servicios, resorts, hoteles y hosterías. Mientras que al sur algunos barrios conservan el aspecto de pueblo. Allí todavía se perciben con claridad las costumbres de los inmigrantes provenientes del archipiélago portugués de las Azores, quienes llegaron a Santa Catarina a partir del siglo XVIII.
Los habitantes más antiguos de la isla de Santa Catarina muestran a través del modo de hablar, artesanías y fiestas folclóricas la herencia que recibieron de los antepasados. Por otro lado, la reciente llegada de brasileños procedentes de otros estados y de extranjeros que eligieron radicarse en Florianópolis le aportó un aire cosmopolita a la ciudad.
La isla, que cuando comenzó a ser colonizada servía de refugio a los piratas y era un importante centro de caza de ballenas, es en la actualidad uno de los destinos top del turismo brasileño, que compite con Río de Janeiro y las playas del Nordeste.
Camarones y ostras La cocina, como no podía ser de otro modo, está basada en la generosidad del mar. Los pescados, camarones y mejillones -capturados con técnicas artesanales-, y las exquisitas ostras -provenientes de una bien desarrollada ostricultura- se sirven a la mesa en comedores rústicos cerca de la playa, muchos de los cuales son atendidos por las familias de los pescadores. Claro que también es posible encontrar sofisticados y encantadores restaurantes internacionales que ofrecen platos de alta cocina.
Vale recordar que en el área central de Florianópolis hay algunas construcciones históricas como el puente colgante Hercílio Luz, de 819 metros de longitud, que fue construido en 1926 para unir la isla al continente y que en la actualidad está fuera de uso. El centro de la ciudad concentra la mayor parte de los comercios y hay servicios de alojamiento y gastronomía.
Los visitantes no pueden dejar de conocer Lagoa da Conceiçao, uno de los lugares más animados de Florianópolis. En el inmenso lago, que en algunos puntos de sus riberas tiene dunas de arena blanca, es común la práctica de windsurf, kayak, vela y paseos en motos de agua. En pequeñas tiendas las artesanas venden encajes y puntillas tradicionales hechas a bolillo. Restaurantes, bares, boliches y cafés transforman las noches de la Lagoa en las más agitadas de la ciudad. Muchos rosarinos dan fe de ello. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La playa de Ponta das Canas en el norte de la isla. | | |