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 viernes, 31 de diciembre de 2004  
La cifra de víctimas no deja de crecer: anoche se precisó que hay más de 125 mil muertos
Maremoto: Una severa crisis estructural frena la gran operación de ayuda en Asia
Millones de personas penan por alimento y agua. Permanente temor a la aparición de nuevas olas gigantes

La cifra de muertos por el potente maremoto que arrasó zonas extensas en el océano Indico superó anoche los 125.000, mientras millones de personas buscan alimento y agua potable en medio de rumores de la posibilidad de nuevas olas gigantes. Agencias humanitarias advirtieron que muchas otras personas, desde Indonesia hasta Sri Lanka, podrían morir debido a epidemias si el deterioro de los sistemas de transporte y comunicación obstaculizan lo que podría ser la mayor operación de ayuda en la historia de la humanidad.

Equipos de rescate se esforzaban ayer por llegar a zonas aisladas que, se sabe, fueron devastadas por el desastre. Cuando se conozca la cifra total de muertos por el tsunami, esta podría superar la pérdida de 138.000 vidas ocasionadas por un ciclón que azotó a Bangladesh en 1991.

Las agencias de ayuda humanitaria se muestran preocupadas por las aisladas islas indias de Andaman y Nicobar, situadas al norte del epicentro del terremoto que provocó los tsunamis.

Las turbulentas aguas del maremoto arrasaron con todo lo que halla ron en su paso. El tsunami cobró la vida de al menos 2.230 extranjeros en Tailandia, en su mayoría en el derruido centro turístico de Kao Lak y en otras playas en el sur del país, reportaron ayer las autoridades.

La cantidad de muertos agudiza la ansiedad de los parientes de los turistas en la zona, en su mayoría europeos que escaparon del gris y frío invierno para dirigirse a las soleadas playas de Andaman en Tailandia.

Las imágenes muestran que Kao Lak, una vez plagado de hoteles de lujo, ahora es el escenario de edificios destruidos, autos volcados y cadáveres. Esta ha sido la zona más afectada de Tailandia.

La última cifra de muertos se dio a conocer anoche mientras equipos de médicos forenses comenzaban la difícil tarea de identificar a las víctimas. Equipos forenses de Alemania, Suiza, Holanda y Australia están ayudando en esa tarea.

"Es desafiante", dijo Karl Kent, jefe del equipo de la policía federal australiana, compuesto por 17 miembros. "Es de una magnitud que Australia y otros países no han experimentado", agregó.

Por su parte, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, convocó a una reunión de emergencia del Grupo de los Ocho para discutir un programa de ayuda y la posible reducción de la deuda de los países de la región después del "peor cataclismo de la época moderna", como definió al desastre.

Durante el día de ayer, la cifra de muertos ha aumentado en más del 50 por ciento, pero aún no existe un panorama claro de cuáles son las condiciones en determinadas islas alrededor de la India e Indonesia.

El primer ministro de Suecia, Goran Persson, cuyo gobierno ha sido criticado por la lenta respuesta a la tragedia, dijo que más de 3.000 suecos pueden haber perdido la vida en el maremoto asiático.

Alrededor de 5.000 turistas extranjeros, casi todos europeos, siguen reportados como desaparecidos cuatro días después del desastre natural. El Ministerio de Salud de Indonesia dijo que más de 80 mil personas perdieron la vida en la provincia norteña de Aceh, cercana al epicentro del terremoto.


El que llega primero come mejor
El aeropuerto de la ciudad indonesa de Banda Aceh estaba muy congestionado con la llegada de aviones cargados de ayuda, pero residentes dijeron que estaban recibiendo pocas cosas. Muchas personas hambrientas se aglutinaron para obtener galletas y otros alimentos alrededor de los repartidores. Algunos choferes no se atrevieron a detenerse ante la agitada muchedumbre.

"Algunos vehículos vienen y tiran la comida. El que llegue primero come, es la ley del más fuerte. Los ancianos y los heridos no consiguen nada. Nos sentimos como perros", dijo Usman, un residente de 43 años.

Muchos pobladores huyeron de sus hogares cuando dos réplicas revivieron ayer los sombríos recuerdos del peor terremoto en 40 años. "Estaba durmiendo, pero salí afuera, estaba aterrado. Si tengo que morir, moriré aquí, que sea lo que sea", dijo un joven de 26 años que dijo llamarse Kaspian.

Rumores infundados de que otro tsunami se precipitaría sobre las costas de Sri Lanka y la India puso de manifiesto las tensiones entre la población de las zonas afectadas.

El Banco Mundial ha ofrecido una ayuda de 250 millones de dólares, lo que aumenta el total de las contribuciones globales a 500 millones de dólares.

Representantes de 18 agencias de las Naciones Unidas se reunieron mientras el secretario general de la organización, Kofi Annan, sostuvo una conferencia por video con miembros de la coalición de cuatro países.

En Indonesia, miles de cadáveres descompuestos bajo el sol tropical fueron arrojados a fosas comunes.

Funcionarios de salud dijeron que las aguas contaminadas constituyen una grave amenaza para los sobrevivientes.

Las autoridades de las zonas afectadas advirtieron que muchas personas podrían morir de disentería, cólera y fiebre tifoidea causada por agua y alimentos contaminados. También hay peligro de que los mosquitos transmitan paludismo y dengue. (Reuters, DPA, AP y Télam)
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En Hambatota, Sri Lanka, siguen hallando cadáveres debajo de los escombros.

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