| sábado, 18 de diciembre de 2004 | Se llama Cristina Becker y asegura que repetiría su gesto "una y mil veces" Limpia en un sanatorio, halló 20 mil pesos y los devolvió a su dueño El dinero pertenecía a la familia de un niño que estuvo internado en el centro asistencial en grave estado Lucas Ameriso / La Capital "Lo repetiría una y mil veces más, si fuera necesario. Devolví el dinero sin esperar un peso a cambio porque esa plata no era mía", aseguró ayer Cristina Becker, la mucama del Sanatorio de Niños que devolvió los 20 mil pesos que encontró mientras limpiaba una habitación de ese centro de salud.
Cristina recibió ayer a La Capital en su humilde vivienda de Seguí al 5000. Recordó la sorpresa que se llevó el miércoles pasado cuando abrió un sobre y se topó con una cifra que le permitiría cumplir el sueño de la casa propia. Pero, sin dudar, devolvió inmediatamente el dinero, que pertenecía a la familia de un niño que había estado internado en el sanatorio en grave estado (ver aparte). "No dudé un instante, Dios me estaba mirando", dijo mientras repasó algunos pasajes de la Biblia.
Su actitud la convirtió en un ejemplo de honestidad que interesó a casi todos los medios del país. Gana 600 pesos, tiene dos hijos y está orgullosa de ser una laburante.
La historia comenzó el miércoles pasado a las 16, cuando Cristina ponía en condiciones la habitación 42. Abrió el placard, pasó la mano con una rejilla y cuando quiso colocar una frazada encontró un objeto extraño.
Era un sobre, metió la mano y pensó que adentro había dos mazos de naipes. "Pero eran dos fajos de billetes de cien pesos. Me temblaron las piernas, tenía terror y los puse en una alacena con un membrete con la fecha", recordó la mujer.
Tuvieron que pasar tres largas horas hasta que un hombre empapado en sudor les preguntara a las mucamas sobre el objeto perdido.
"No me siento un ejemplo" El gesto de esta mujer de 35 años sorprendió a la opinión pública pero no a sus hijos de 17 y 8 años. "Me siento una persona normal, para nada un ejemplo y lo haría mil veces más porque así estoy tranquila", dijo pausada para agregar: "Ellos (sus hijos) saben qué valores les inculco, y están orgullosos de ser así porque es lo que Dios quiere de nosotros". Junto a su marido Jorge saben lo que es sufrir necesidades. Habitan una humilde vivienda de techo de chapa que les cedió la suegra de Cristina y sueñan algún día en tener la casa propia.
"Mi sueño es que nos otorguen una vivienda. Desde 1988 estamos anotados en el plan habitacional de la provincia (Fonavi) y siempre nos ponen trabas. Ahora, nos piden 1.600 pesos de ingreso familiar y haciendo cuentas nunca llegamos. Indigna trabajar tanto y que nunca podamos tener acceso a un techo como la gente", remarcó.
Hace 4 años que Cristina es mucama del sanatorio, pero antes de eso ocupó cargos administrativos en supermercados con salarios ampliamente superiores a los 600 pesos de sueldo mensual que cobra ahora.
Lejos en el tiempo quedó un mejor pasar, cuando el matrimonio que formó con Jorge Moyano podía alquilar una casa en Alberdi al 500.
Ayer, en la otra punta de la ciudad, los amigos y vecinos de pasaje Cerrillo al 3600 (Seguí al 5000) la llamaron para hacerle varias bromas y hasta su tía se animó a soñar. "Con esa plata estaríamos ahora todos panza arriba en Cancún", ironizó.
Pero la realidad de Cristina está lejos de vacaciones paradisíacas. Lo único que tiene planificado hacer en estas vacaciones es trabajar en el mismo lugar donde encontró el dinero. Un sitio donde bien cabría que la designen "la empleada del mes". enviar nota por e-mail | | Fotos | | Cristina sueña con tener una casa propia. | | |