Año CXXXVII Nº 48602
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Opinión
Escenario
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 12/12
Mujer 12/12
Economía 12/12
Señales 12/12
Educación 11/12
Salud 08/12
Autos 08/12

contacto
servicios
Institucional

 miércoles, 15 de diciembre de 2004  
Por falta de pruebas, liberaron a un chico acusado de matar a un remisero
Le imputaban ser el autor del disparo mortal contra Silvio Barros, asaltado el 19 de julio en zona sur. El nuncaquiso declarar. Un testigo lo había señalado, pero al ir a Tribunales se retractó. Sin más evidencia, lo excarcelaron

María Laura Cicerchia / La Capital

Por falta de evidencia, el único detenido por el asesinato de un remisero ocurrido en el mes de julio recuperó la libertad al recibir la falta de mérito en la causa. Jorge Esteban Valdez, de 19 años, se había entregado en compañía de su abogado en la Jefatura de policía al saber que tenía a la fuerza tras sus pasos. Estuvo más de cuatro meses preso como el presunto autor del crimen del chofer Silvio Leonel Barros, ultimado de un balazo cuando intentó escapar de un robo en la esquina de Biedma y Felipe Moré. Ahora una jueza decidió liberarlo porque los indicios en su contra eran extremadamente débiles.

La libertad de Valdez fue firmada el lunes a la mañana por la jueza de Instrucción Nº 5, María Luisa Pérez Vara. Ante la falta de pruebas que vincularan al muchacho en forma directa con el crimen, la magistrada le dictó la falta de mérito. Esto significa que no tiene motivos para procesarlo pero tampoco para desvincularlo del hecho. Si bien está libre, Valdez seguirá ligado al expediente en caso de que surjan nuevos elementos de cargo en su contra.

La sospecha más fuerte que llevó a la policía a cercarlo, hasta que el joven decidió entregarse, partió del testimonio de un pibe del barrio de Biedma y Felipe Moré, que dijo haber visto cuando Valdez ejecutaba al chofer. Pero el muchacho se desdijo en Tribunales y la acusación perdió su principal punto de apoyo.

"Las referencias en su contra eran muy endebles y no fueron corroboradas por ninguna evidencia alternativa que le diera sustento probatorio. Vamos a seguir la causa atentamente. Si en noventa días no surge prueba para desvirtuar esa falta de mérito, la defensa va a instar el sobreseimiento. Entonces sí, a él no se lo podrá juzgar nunca más por este caso", adelantó el defensor de Valdez, José Luis Abichaín Zuaín.

El abogado fue quien el jueves 22 de julio acompañó al pibe a la Jefatura, donde lo dejó en manos de los investigadores de la Brigada de Homicidios. El muchacho se presentó allí porque sabía que lo estaban buscando. Por eso habló con sus familiares, buscó asesoramiento legal y pactó su entrega a cambio de que no lo alojaran en la seccionales 18ª ni 19ª, donde había estado detenido antes.

Tanto en la policía como en Tribunales, Valdez se negó a declarar sobre lo que hizo la noche en que mataron a Barros, a pocos metros de su casa. Eso ocurrió cuatro días antes de su detención, a la 1.15 del 19 de julio de 2004. A esa hora el chofer fue a buscar a su mujer y a su nena de casi tres años a la casa de su cuñada, ubicada al fondo de un pasillo de Biedma 5207. Barros trabajaba de noche en una agencia de remises no habilitada de la zona oeste. Durante el día realizaba obras como beneficiario de un Plan Trabajar.

Esa noche le ofrecieron desde la remisería que saliera a hacer un viaje, pero prefirió antes buscar a su familia. Al llegar, tocó bocina desde la calle y esperó sin bajar del auto. Mientras aguardaba vio que se acercaban dos muchachos, intuyó que iban a asaltarlo e intentó escapar. El chofer puso marcha atrás pero fue alcanzado por un disparo que atravesó la ventanilla del conductor y lo hirió de muerte en el pecho. El auto siguió unos 80 metros en reversa hasta detenerse en la esquina contraria.

La culata de su Volkswagen 1500 cayó en una zanja y él quedó inerte, con todas sus pertenencias encima, hasta que llegó la policía. Sin saber lo que había ocurrido, pronto su mujer y su pequeña hija se acercaron a ver qué pasaba. Fue tan grande la desesperación de la criatura que los médicos de la ambulancia debieron atenderla en el lugar.

Barrios era el segundo de cuatro hermanos e hijo de un taxista. Sus compañeros de la agencia lo definieron entonces como "un laburante" que siempre estaba dispuesto a tomar los viajes. Vivía con sus suegros y planeaba construir una casita detrás de la de sus padres, en Gaboto al 5500.

En el lugar donde quedó detenido el remís, un vecino vio salir corriendo a dos jóvenes hacia la villa de Biedma y Felipe Moré. Poco después un pibe le dijo a la policía que uno de ellos, el que había disparado, era Valdez. Ese chico dijo que a la tarde había estado jugando a la pelota con Valdez. Después, cuando se fue a buscar a su novia, escuchó un bocinazo y vio que Jorge disparaba hacia el vehículo. "El otro que estaba con él era gordito y tenía capucha", describió el testigo en la policía.

Pero luego, en Tribunales, desmintió esos dichos. Hasta su madre se presentó para testimoniar que su hijo "no escuchó disparos ni vio a Valdez disparar". Así esas declaraciones imprecisas que habían dado pie a una inicial sospecha, al revertirse, no bastaron para que la acusación llegara hasta el final.
enviar nota por e-mail
contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Valdez se entregó en la Jefatura el 22 de julio.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados