| sábado, 11 de diciembre de 2004 | La más aceitada maquinaria de guerra Tibú. - Los cerca de 1.600 combatientes del Bloque Catatumbo que ayer depusieron sus armas, en la mayor desmovilización en la historia del conflicto colombiano, componían el brazo de hierro de los paramilitares y su violento accionar dejó una profunda huella de terror en la frontera con Venezuela. Al mando de Salvatore Mancuso, el Bloque Catatumbo empezó a operar a finales de la década de los 90 en la zona conocida con el mismo nombre y la cual abarca un vasto territorio del departamento de Norte de Santander (fronterizo con Venezuela), habitado por unos 118.000 habitantes.
Allí confluyen los factores comunes de la violencia en Colombia: ausencia del Estado, pobreza, y narcotráfico, específicamente cultivos ilegales, cuyo control estaba hasta ese momento a cargo del frente 33 de las terroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc, marxistas).
Con la misión de adueñarse de la fuente de ingresos de la guerrilla, los paramilitares del Catatumbo irrumpieron en la zona hacia mayo de 1999 con una estrategia de terror y muerte que inició con la matanza de 20 campesinos cultivadores de coca (conocidos como raspachines), acusados todos de simpatizar con las Farc.
En agosto de ese mismo año, el escuadrón paramilitar efectuó un recorrido de muerte por las zonas aledañas al municipio de Tibú, entre ellas el caserío de La Gabarra, asesinando a 35 lugareños. Su acción desató la ira de los rebeldes, que respondieron con igual crueldad matando a 30 cocaleros y secuestrando a otros 50 en un mes, en acciones que fueron atribuidas a las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), cuya influencia en la zona es mucho más limitada que la de los otros dos grupos.
Entre 1999 y 2004 asesinaron a unas 5.200 personas, la mayoría de ellas a manos de los paras, y otras miles debieron huir de la región por cuenta de las amenazas de ambos bandos.
Tras los ataques de lado y lado, los paramilitares y la guerrilla suscribieron un pacto de no agresión que derivó en la división del territorio: En la margen izquierda del río Catatumbo se ubicaron los rebeldes, y en la derecha, sus enemigos, aunque los enfrentamientos jamás cesaron, de acuerdo con las autoridades.
Según la ONG Fundación Progresar, con presencia en la zona, "los del Catatumbo son, quizá, los paramilitares más preparados militarmente que tienen las AUC. Es una estructura conformada por militares retirados, algunos combatientes de otros frentes y desertores de la guerrilla. Se distinguen por carecer de formación política y actuar con mucha sevicia (crueldad)".
Los hombres liderados por Mancuso aportan igualmente una "cuota muy importante" para las finanzas de las AUC, representada en unos ocho millones de dólares semanales producto del narcotráfico, según reconoció en su momento el desaparecido líder, Carlos Castaño. (DPA) enviar nota por e-mail | | |