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 domingo, 07 de noviembre de 2004  
Cuatro opiniones
Cuestionario:

* ¿Qué significa, en su opinión, la realización del Festival de Poesía?

* ¿Tiene algún tipo de incidencia en la producción de poesía?

* ¿Cuál edición del Festival recuerda en particular?


PAULO BALLAN
Coordinador de "A veces la Poesía".

Considero de gran importancia esa instancia de comunión que se produce entre el escritor y los lectores. Además, arriesgo la siguiente opinión: en toda poesía subyace un rasgo de oralidad, ya que la poesía es esencialmente musicalidad, y es en ese sentido que hay que destacar el acierto de propiciar un lugar de encuentro y de disfrute de la literatura oral.

Creo que fue en el año 97 donde se pudo escuchar a Olga Orozco y también en esa edición estuvo presente Juan Gelman. De ese encuentro conservo un ejemplar de "Gotan" autografiado. Pequeños lujos que uno puede vivenciar y conservar.


JORGE BOCCANERA
Poeta y periodista

Creo que en general los festivales significan un punto de encuentro, un diálogo de la imaginación, un pulsar lo que se está escribiendo en otras partes del mundo y verificar un registro expresivo de mayor amplitud. Eso como generalidad; como particularidad diría que significa cosas diferentes para cada uno de los asistentes. Quizá haya quien lo vea como vidriera o paseo o mero auditorio para leer sus cosas; pero creo que tiene el provecho que cada uno quiera sacarle. Para mí han sido importantes por varios lados: primero por el diálogo que suele darse en esos encuentros, la multiplicidad de puntos de vista, y el debate que excede lo meramente literario y lo formal y te enriquece desde lo social, la historia, etcétera. Claro que eso depende ya de la curiosidad y los intereses de cada uno.

Quizá ese aprovechamiento a fondo de un encuentro de poesía -recorrido, confrontación, debate, diálogo, conocimiento de autores y libros hasta ese momento desconocidos- como experiencia totalizadora pueda incidir en algún punto (por ejemplo, no creo que para un poeta de Chascomús, participar en un encuentro en la India vaya a ser sólo encontrarse con el mundo literario de ese país). Pero lo cierto es que no hay fórmulas, y no creo que alguien "se haga" poeta participando en encuentros.

Recuerdo una edición de mediados de los 90 donde me tocó participar junto a Juan Gelman y me conmovió la cantidad de público y cómo muchos adolescentes seguían con sus labios los poemas que Gelman estaba leyendo. Ya participaron en el festival de Rosario poetas de obra consolidada como Olga Orozco, el peruano Antonio Cisneros, el colombiano Juan Manuel Roca, Roberto Juarroz, el italiano Paolo Ruffilli; Thiago de Mello de Brasil, Gonzalo Rojas de Chile, Marosa Di Giorgio, la uruguaya que se nos acaba de ir, Satoko Tamura de Japón y muchos más. Lo importante es que viene siendo un encuentro plural, de tendencias muy diversas, de ahí su riqueza. Soy consciente de que siempre se ha tratado de invitar a jóvenes y a poetas de nivel internacional (éstos, muchas veces han declinado por problemas de trabajo, o de fechas; pero la intención de los organizadores ha sido mantenerlo en un máximo de calidad). Esta presencia de poetas de toda Argentina y extranjeros, ya formados o más jóvenes, habla de la importancia de este festival, a la que no se le ha dado creo yo todavía, a nivel nacional, la magnitud que tiene en su docena de ediciones. Me atrevería a decir que, en materia de escritores, ha superado muchas veces el popurrí autoral de la Feria del Libro de Buenos Aires.


JAVIER COFRECES
Poeta y editor

Significa el evento más importante dedicado a la poesía que se realiza en el país. El de mayor continuidad, el de mejor organización, el que cuenta con más trascendencia y el que brinda una conveniente amplitud de voces y registros. La oferta de eventos vinculados al género en Buenos Aires aparece sobresaturada, eso conspira contra la aceptable asistencia de público y contra la calidad y el rigor de los materiales que se exponen. La alternativa de convocar a un festival de proporciones como el rosarino condensa y aglutina en sus jornadas una variada muestra de las producciones actuales. A la vez, reivindica y valora los trabajos de los poetas fundamentales. Tiene el mérito de estimular la convergencia hacia un género maltratado por el establishment, desdeñado y soslayado por los mecanismos de poder. Su incidencia sobre la producción poética es relativa. Dudo que se vaya a escribir más y mejor tras la asistencia al Festival. Aunque es obvio que estimula y vivifica tomar contacto directo con la obra de buenos poetas. A pesar de considerarme particularmente reacio a los convites multitudinarios, celebro la realización del Festival y le auguro larga vida, por la inyección de salud que le transmite a nuestra amada poesía.

A pesar de haber asistido a varios festivales, no podría determinar mi preferencia por alguno en particular. De cada uno de ellos rescaté valiosas sensaciones de aproximación a la palabra de grandes autores, y tomé conocimiento del aporte de las nuevas tendencias. Sin embargo, jamás podré olvidar que en el Festival de Rosario escuché recitar por primera vez a dos poetas entrañables de la zona: Beatriz Vallejos con su lectura de "Collar de arena" y Francisco Gandolfo con sus "Poemas joviales". Aquel recuerdo ya me genera gratitud hacia el Festival. Otros asistentes habrán recogido otros premios; yo conservo el mío atesorado entre los grandes momentos que me brindó la poesía.


CONCEPCION BERTONE
Poeta

Recuerdo las primeras ediciones del Festival, toda la gente allí convocada sólo por la poesía. Recuerdo el fervor, aquel espíritu en cuya amplitud estaban las mejores voces de la poesía argentina y de suyo, de la poesía rosarina. Los poetas del resto del país venían a escuchar a los poetas de Rosario por cuyas voces tiene sentido que el Festival haya nacido aquí y todavía permanezca... Recuerdo a los poetas italianos, a Gonzalo Rojas, a Elvira Hernández, y a Francisco Madariaga entre otros que me emocionaron profundamente. No creo que el Festival sea inspirador para la producción poética de nadie, pero como diría Montale: "Es raro, mas sucede". Sí pienso que su valor y necesidad de existir está en esos silencios en los que la gente se entrega a la emoción de escuchar poesía y que espera un año más para repetir esa imprescindible experiencia.


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