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 domingo, 07 de noviembre de 2004  
La ruta del narcotráfico orienta las pesquisas de un homicidio
Nuevas pistas en el crimen de una nena
Ayer inhumaron a Romina Soto, la niña de 11 años degollada y salvajemente mutilada en su casa de Llavallol

Buenos Aires.- Los investigadores del crimen de Romina Soto, la niña de 11 años que el viernes fue ahorcada, apuñalada, degollada y mutilada en su casa de la localidad bonaerense de Llavallol, orientaron la pesquisa a un ajuste de cuentas del narcotráfico una vez descartada la hipótesis de robo. En tanto y a partir de los relatos de un al menos tres vecinas, los investigadores realizaron el identikit de un sospechoso que fue visto en la cuadra de la vivienda donde se perpetró el crimen.

Los restos de la niña, hija de un matrimonio de inmigrantes bolivianos, fueron sepultados ayer en un cementerio de Burzaco, donde el padre de la víctima y el cónsul boliviano en la Buenos Aires negaron que el caso tenga connotaciones mafiosas y dijeron que sólo se trató de un crimen aberrante. Sin embargo, un jefe policial comentó que "hay firmes sospechas de que se trató de un mensaje mafioso para la familia que está siendo investigada para ver si tiene vínculos con el narcotráfico".

"Se está trabajando sobre un antecedente de la madre de la niña, Patrona García", explicó la fuente consultada sin querer dar mayores detalles para resguardar la investigación. El mismo informante aseguró que la casa estaba revuelta, "como si hubieran buscado algo en particular", aunque la familia dijo que no le faltó nada. "Incluso destrozaron cuatro osos de peluches para ver si en esos muñecos guardaban algo", contó la fuente.

En el caso, además de la comisaría de Llavallol, la División Homicidios y la Delegación de Investigaciones (DDI) de Lomas de Zamora, ya trabaja la Dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad de la policía bonaerense.

En el cementerio de Burzaco, el padre de Romina, Porfirio Soto, dijo consternado: "La verdad es que esto me mató totalmente". Al ser consultado sobre la posibilidad de que se trate de un ajuste de cuentas, Soto respondió: "Lo que la gente dice son todos comentarios, la verdad es que yo trabajo y con mi trabajo vivo".

En tanto, el identikit de un hombre joven, veinteañero y muy delgado, fue confeccionado a partir de los datos aportados por tres testigos -dos mujeres y un hombre- que vieron correr al sospechoso por la cuadra de la casa de la familia Soto, en el horario en que se produjo el homicidio. Los voceros aclararon que simplemente se trata de un hombre que pasó corriendo, pero que nadie lo vio ni ensangrentado, ni saltando la reja perimetral de la casa, como dijeron algunos vecinos por televisión.

Las fuentes aseguraron que aún no se había decidido difundir el identikit porque los dibujantes policiales indicaron que el dibujo tenía un 75 por ciento de certeza. Asimismo, la policía científica logró recoger en la escena del crimen huellas dactilares que ahora serán analizadas para determinar si corresponden a la familia o al asesino.


Esperan la autopsia
El fiscal de Lomas de Zamora a cargo del caso, Nicolás Vitturi, además espera para mañana los resultados finales de la autopsia. Los médicos policiales que ya vieron el cadáver creen que a Romina primero la estrangularon con un cable -que tenía pelos y manchas de sangre y fue secuestrado en la escena del crimen- y luego le aplicaron 27 puñaladas con un cuchillo de cocina hallado al lado del cadáver. Tras ello la degollaron, le cortaron las diez primeras falanges de los dedos de las manos y le extirparon la vagina.

La presunción policial se basa en que no se encontró mucha sangre en la habitación donde Romina fue asesinada, un signo de que cuando fue apuñalada y mutilada su corazón ya no latía. El hecho ocurrió el viernes al mediodía, entre las 12 y las 13, cuando Romina había quedado sola en la casa de dos pisos de Rauch 912 de Llavallol donde vivía con sus padres y sus dos hermanas.

Sin forzar los accesos, alguien ingresó a la casa y asesinó brutalmente a la niña sobre la alfombra de una habitación del primer piso, donde su cadáver fue encontrado por su madre y una hermana. La niña presentaba un corte en el cuello, 27 puñaladas y, lo más escalofriante, le amputaron los diez primeras falanges de los dedos de las manos y le extirparon la vagina.

El asesino además introdujo la mano izquierda de la víctima en la cavidad vaginal destrozada y se llevó consigo los dedos y genitales amputados, algo que la policía interpretó como un "claro mensaje mafioso".

Los padres de la niña son inmigrantes bolivianos que tienen una verdulería y un negocio de "todo por dos pesos" en Llavallol, algo que le llamó la atención a los investigadores por el buen nivel de vida de la familia y su situación patrimonial. (Télam)
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Los familiares de Romina descree del ajuste de cuentas y siguen sorprendidos.

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