| domingo, 07 de noviembre de 2004 | Los que más se han adaptado Unas 402 especies exóticas se han adaptado en el país, unas 218 son plantas, cinco son algas y hongos, 55 cordados (50 vertebrados) y 124 invertebrados, según detalla la Inbiar, elaborada en el marco del Proyecto I3N de la Red Interamericana de Información sobre Biodiversidad (Iabin).
Se conoce la fecha aproximada de introducción de 79 especies y que 57 ingresaron al país durante el siglo pasado, mientras que el resto lo hizo con anterioridad.
De las 149 especies para las que se tiene información, 28 fueron introducidas accidentalmente y el resto de manera intencional, para cultivo, ornamento, forrajes, alimentos, cría, caza y pesca.
Unas 78 especies perjudican actividades económicas, como malezas en agricultura y forestación, y son depredadoras de aves de corral o causan daño en instalaciones domiciliarias.
Unas 49 especies son perjudiciales para la salud humana, fundamentalmente por su toxicidad o efectos alergogénicos.
Los distintos gobiernos, nacional y provinciales, han tomado medidas con más de 30 de ellas. Así, son perseguidos los estorninos pinto y los maina crestado: se encuentran en Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires desde fines de la década pasada y crecen exponencialmente.
El Ministerio de la Producción de la provincia de Buenos Aires, la Dirección de Fauna Silvestre, la Fundación Vida Silvestre Argentina y la Asociación Ornitológica del Plata, entre otras, trabajan en la erradicación de estas dos especies.
También se trata de hacer lo mismo con el wakame, un alga del Pacífico que se estableció en Puerto Madryn, Chubut, y ya abarca una extensión de más de diez kilómetros. Es de gran tamaño y llegó en el agua de sentina o pegada en el casco de algún barco, que luego estuvo anclado mucho tiempo. Se intenta erradicarla ya que de expandirse por todo el golfo haría imposible su control y se modificaría en el futuro y para siempre todo el litoral marítimo.
El castor canadiense plantea la misma cuestión. Fue introducido en Tierra del Fuego en 1946 y los 50 ejemplares originalmente llevados para "dotar a la isla de una especie de peletería" hoy se multiplicaron hasta 50.000, que ya están colonizando islas vecinas.
El gran peligro reside en que si cruzó a otras islas también puede llegar al continente, donde los bosques a ambos lados de la cordillera de los Andes serían un lugar gigantesco y perfecto para colonizar, modificando definitivamente el paisaje. enviar nota por e-mail | | |