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 sábado, 23 de octubre de 2004

El francotirador atacó a un colectivo ayer a las 9 en Pellegrini y Sarmiento ante peatones y tráfico intenso
El Loco de la Escopeta incursionó más cerca del centro que nunca
Le disparó a un 112 que llevaba 53 pasajeros, usando otra vez un arma 12.70 con municiones de acero.El reventón de un vidrio hirió a dos chicas levemente. Pero pudo matar. De nuevo, nadie dijo haberlo visto

Otra vez un ómnibus urbano de pasajeros fue elegido como blanco. Otra vez el momento de actuar fue una hora pico, cuando la mayoría de la gente se movilizaba hacia su trabajo. Otra vez el sitio escogido fue una importante avenida de la ciudad, a plena luz del día, a la vista de peatones y automovilistas. Otra vez se usó un cartucho con nueve mortales perdigones de acero. Y otra vez, el delincuente serial que desde hace años ataca a escopetazos a unidades del transporte público se salió con la suya: hirió, aunque levemente, a dos pasajeras del interno 27 de la línea 112 repleto de gente. Después fue como si se lo tragase la tierra.

La policía no pudo ubicar hasta ayer ni un solo testigo que haya presenciado la última incursión del escurridizo criminal conocido como el Loco de la Escopeta. Los investigadores le atribuyen una larga secuencia de ataques con armas de fuego que lleva más de una década, y en la cual ya hay registrados dos homicidios, el último el de una nena de 12 años en abril del año pasado, sobre 27 de Febrero y Pueyrredón. "Esperemos que a partir de mañana (por hoy) llegue alguna información, porque hasta ahora no tenemos nada concreto", admitió a La Capital el inspector Sergio Aguilar, subjefe de la Agrupación Unidades Especiales (AUE) de la Unidad Regional II, donde se acumulan los casos del escopetero.

El de ayer ocurrió poco después de las 9. El colectivo conducido por Alberto Aredes circulaba por Pellegrini en dirección este-oeste, repleto, con 53 pasajeros. La mayoría, estudiantes y empleados que se dirigían hacia sus puestos de trabajo. Cuando el vehículo cruzó Sarmiento, y pasaba por delante de una estación de GNC, se escuchó una fuerte explosión que sacudió no sólo al pasaje sino a muchos transeúntes y comerciantes de esa concurrida zona.


Un solo tiro y huida
Según testigos, los patrulleros llegaron muy rápido, en pocos minutos. Se cortó el tránsito en los dos carriles de la avenida y enseguida se acordonó la zona.

El comisario principal José Luis Juárez, jefe de la seccional 2ª, indicó que se trató de un solo disparo efectuado con una escopeta calibre 12.70, un arma de guerra, que impactó en la última ventanilla del flanco izquierdo del ómnibus. De acuerdo a las primeras pericias realizadas en el lugar, el tiro se efectuó a una distancia de entre 5 a 7 metros. Describió una trayectoria recta -no ascendente como en los últimos casos- por lo que se presume que partió desde un vehículo más alto que un auto, en movimiento, que circulaba por el carril contrario de la avenida. "Los indicios hasta el momento coinciden con el modus operandi del Loco de la Escopeta", manifestó el oficial. El cartucho, hallado a 30 metros del colectivo, es del tipo que se usó en el mortal ataque contra la nena de abril de 2003.

Juárez añadió que los perdigones destrozaron la última ventanilla de la unidad y las astillas del cristal hirieron a Georgina Noemí Pereyra, de 23 años, y a Lucía Fernández de 14. La primera sufrió una herida cortante en pómulo izquierdo y la menor, un raspón en el antebrazo izquierdo. "Están bien, fuera de peligro, las atendieron en el lugar y después fueron a declarar a la seccional", agregó el vocero. Otra mujer, de 53 años, se golpeó la cabeza cuando el colectivo frenó de golpe.

El chofer Alberto Aredes contó a La Capital que el micro venía repleto, con muchos pasajeros parados. "A esa hora y en ese lugar siempre viaja mucha gente. Es algo normal que vaya cargado", abundó el conductor. Aredes aseguró que el estampido, al que calificó "aturdidor", lo escuchó apenas cruzó calle Sarmiento. "Había mucho tránsito en los dos carriles. No se donde vino el tiro. Al escucharse la explosión, la gente comenzó a gritar y a desesperarse y paré más adelante."

Emilse Bellinguer viajaba sentada sobre el lado derecho y como el micro iba completo no alcanzó a ver nada. Minutos después del estallido, la muchacha seguía escuchando en sus oídos el zumbido de la explosión. "Oímos una fuerte detonación y vimos que los vidrios saltaban por todo el colectivo", resumió.

Otra pasajera, Marina Miranda, de 17 años, narró: "Todo fue muy rápido. La explosión fue tremenda. Lo primero que hicimos fue agacharnos y taparnos la cabeza. Había muchísima gente arriba y todos nos asustamos mucho. Había gente llorando y todos preguntábamos si había heridos". Tras el impacto, el conductor detuvo la marcha la marcha del micro entre el supermercado La Gallega y una galería comercial que funciona en la planta baja de un edificio.

Allí, los conmovidos pasajeros pudieron bajar a la vereda, aunque según contaron testigos, con cierta tranquilidad. "La mayoría se fue a pie o subió al colectivo que venía atrás, mientras que a las chicas lastimadas las atendieron en una ambulancia", relataron las empleadas de una heladería que está justo en frente de donde se detuvo el ómnibus.

Las muchachas no vieron desde dónde partió el disparo. "Había un tránsito normal, que no es mucho a esa hora. Lo que sí escuchamos fue la explosión, pero nada más", comentaron. Otros testigos coincidieron en que los móviles policiales llegaron muy rápido, en pocos minutos. "No sé cómo no lo agarraron. Porque en un segundo se llenó de comandos", afirmó un quiosquero de la zona.

Para los investigadores policiales es una paradoja que en una zona tan transitada como Pellegrini y Sarmiento nadie haya visto algo sospechoso. En las ochavas norte de ese cruce hay dos grandes estaciones de servicio. Frente a ellas funciona una farmacia y perfumería, que tiene un puesto de flores en su frente.

Sobre Pellegrini al 1100, además, funcionan una sucursal bancaria, una óptica, un pelotero, una heladería, una fábrica de pastas y una pequeña galería comercial. "Debe haber calculado todo. Hasta los tiempos de los semáforos", comentó un investigador de AUE. Nadie en la zona divisó movimientos extraños, aunque algunos opinaron que una camioneta 4 por 4 sería la sospechosa sin que se aporten marcas o modelos. En esa cuadra suelen trabajar un par de cuidacoches que, a la hora en que ocurrió el hecho, todavía no habían llegado.

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El interno 27 de la línea 112.

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