| sábado, 23 de octubre de 2004 | Una secuencia demencial que arrancó hace 11 años La secuencia de ataques atribuidos al Loco de la Escopeta arrancó hace más de una década. Y un denominador común de los últimos episodios es que el arma utilizada fue una escopeta calibre 12.70, un arma de guerra, que de dar en el blanco es letal. De hecho, el 19 de abril de 2003 ocurrió el hecho más grave con el asesinato de Florencia Rubino, de 12 años, quien viajaba sentada en un colectivo de la línea 131, en 27 de Febrero y Pueyrredón.
Sólo cuatro meses después de ese crimen y a 11 cuadras de allí, el francotirador reapareció. Fue el 25 de agosto del año pasado y atacó a un ómnibus de la línea 110. Fue en 27 de Febrero y Corrientes, frente a una concurrida estación de GNC. Esta vez el saldo fue de dos menores heridas levemente por el estallido de los cristales. Otra casualidad, como el de ayer mismo en Pellegrini y Sarmiento, impidió que el saldo fuera mayor porque el agresor utilizó el mismo tipo de proyectil.
El entonces ministro de Gobierno provincial Carlos Carranza llegó hasta manejar la posibilidad de ofrecer una recompensa a quien ofrezca información fidedigna. Además prometió ascensos inmediatos para policías que contribuyan al esclarecimiento de los casos. Pero nada de eso surtió efecto.
Una irrupción temeraria fue el 7 de enero de 1994, cuando Carolina Salgado murió tras recibir un disparo de bala de tirador no identificado en Córdoba al 4400. Pero por aquellos días se desconocía la figura del Loco de la Escopeta.
El 13 de junio de 1999 una lluvia de perdigonadas cayó sobre clientes del local del Mc Donald's de Córdoba al 3400, cuyas 34 mesas estaban colmadas. Resultaron heridos Daniel Fernández, entonces de 40 años, y Felipe Caune, un nene de 6. Por este caso fueron demorados dos jóvenes que fueron rápidamente liberados.
El 18 de septiembre de 2002, el francotirador disparó en plena tarde contra un colectivo repleto cerca del complejo Village. Hirió en la cabeza, rostro y en un brazo a un comerciante, Víctor Curaba, que aseguró que distinguió al tirador a 15 metros perfectamente y que lo reconocería sin dudar si le mostraban una foto.
Este año hubo dos casos que se le endilgaron pero que no encuadran con ataques a colectivos. Uno fue el 22 de febrero, cuando una camioneta Ford Explorer fue atacada en Avellaneda y Tres vías mientras sus ocupantes tomaban un café en una estación de servicio. Los investigadores confirmaron que se había utilizado la misma munición que en los casos anteriores. El otro fue el 16 de abril, cuando se disparó contra la escuela Nuestra Señora de Luján, en Presidente Perón y Crespo, sin heridos. enviar nota por e-mail | | |