| miércoles, 06 de octubre de 2004 | Palabras que matan Cuando las palabras no paran, acribillan. Las palabras de los cortesanos de la comunicación no paran, empujan al precipicio. No hay grieta, no hay silencio, no hay espejos, sólo el camuflaje de la declamación y una verborragia tan ignorante como fascista que estrangula cerebros, corazones y cuerpos. Para ellos las tragedias "surgen". Si su grado de inteligencia les permitiera intuir, al menos, que los hechos se gestan, su servilismo disolvería la idea en forma automática. Rafael, de Carmen de Patagones, no nació en un mundo fraterno, también él engrosa el número de víctimas de esta máquina de picar carne.
Gabriela Hutt, DNI 14.510.311
enviar nota por e-mail | | |