| domingo, 03 de octubre de 2004 | Panorama político El PJ le sirve la mesa a la oposición Mauricio Maronna / La Capital El gobierno provincial tiene por delante una semana clave, la más crucial desde que el 11 de diciembre de 2003 Jorge Obeid recibió los atributos del poder. Con los gremios estatales en pie de guerra (en el comienzo de una escalada de reclamos sin fecha final de solución) y con el debate por la ley de lemas pendiente en el Senado, el Ejecutivo deberá explorar los caminos que conduzcan a modificar el estado de las cosas.
Al fin, se trata de un período bisagra que, como esos equipos de fútbol que enfrentan a un rival de fuste, determina cómo serán los días por venir. Acorralado por su promesa de campaña respecto a la derogación del sistema electoral, sobre la humanidad de Obeid se posan dos miradas: la de su partido, cargado de bronca por el anunciado adiós a una ley que le permitió, nada más ni nada menos, que conservar el invicto durante 20 años, y la de la oposición, que hizo de la crítica a los lemas su trinchera para amortiguar los efectos de la derrota del 7 de septiembre de 2003.
Cuestiones de estricta lógica indicarían que el PJ va camino a un suicidio político que se consumará (o no, se sabrá el jueves) en dos etapas bien diferenciadas: cuando enfrente en octubre de 2005 la primera elección en municipios y comunas, concejos municipales y, tal vez, en los mismísimos comicios legislativos, si es que la Casa Rosada avanza en la idea de establecer el mecanismo de internas abiertas, obligatorias y simultáneas en toda la geografía nacional. La verdadera prueba de fuego será en el 2007, cuando se deba elegir al nuevo gobernador.
Los senadores consultados por La Capital maldicen, en su mayoría, la instancia que les toca afrontar. Algunos (relativamente cercanos al gobernador) en voz baja y los otros (mayoritariamente alineados en el reutemismo) blanquean sin ninguna muestra de pudor su oposición al proyecto que derriba los lemas.
"Algunos están intentando convencernos para que votemos el sistema mixto y lograr así una media sanción consensuada que impida que, en el futuro, nosotros no le reprochemos al Ejecutivo lo que está haciendo. En mi caso, no hay retorno: muero con las botas puestas", se le escuchó decir a un legislador del sur provincial que lanza fuego por la boca frente a lo que considera "la despedida del peronismo del poder".
Carlos Reutemann mantuvo silencio público tras la media sanción del nuevo capítulo electoral, pero aquellos pocos que, espasmódicamente, tienen algún tipo de diálogo con él, marcan cuál es su observación: "La oposición y después el propio Obeid se la pasaron recorriendo radios y canales, llenando páginas de los diarios y hablando del «clamor popular de toda la sociedad santafesina para derogar el nefasto sistema electoral». Pero resulta que el día en que Diputados les votó lo que querían, los únicos que festejaron fueron Obeid y Binner. ¿Dónde estaba el clamor popular?", dicen que dice el senador.
En verdad, la voz brutal del diputado nacional Pedro González fue la que más contribuyó a darle entidad a la ecuación que hace Hermes Binner sobre la cuestión: ley de lemas+peronismo: fraude. A ese sayo (el de González) debería colgárselo el Lole, quien punteó una lista de candidatos a diputado que, salvo escasas excepciones, carece del mínimo espesor (político, se entiende) para representar a la provincia desde una banca nacional.
"Mirá Gordo, si querés ser diputado nacional tenés que hacer dos cosas: abrir la boca lo menos posible y convertirte en kirchnerista", le dijo Reutemann al ex intendente de Villa Gobernador Gálvez cuando tenía dudas sobre el futuro político del voluminoso dirigente. "El que avisa no es traidor", podría defenderse el Lole. González intenta cumplir lo segundo: la semana pasada recorrió por segunda vez la Casa de Gobierno intentando fichar con José Pepe Salvini, referente paladar negro del jefe del Estado. Eso sí, el primero de los consejos del senador (guardar silencio) fue de cumplimiento imposible.
El abordaje del sistema electoral en la provincia es de una liviandad asombrosa, más allá de que la cuestión esté teñida, fundamentalmente, por los intereses partidarios de los bandos en pugna.
Vale hacer eje en el corazón y en la letra chica de lo que fue y de lo que será.
* ¿Quién está en condiciones de asegurar que las internas abiertas, obligatorias y simultáneas para todos los partidos sean un salto de calidad respecto al deber ser de la ley de lemas? No se vislumbra que los santafesinos independientes descarguen adrenalina para ir a votar a alguna de las internas.
* La falta de controles y la ausencia absoluta de reglamentación del actual sistema convirtieron a los últimos comicios en un desfile electoral de chantas, arribistas y buscas de la política que lejos estuvo de promover una renovación de magnitud. Sin embargo, la aparición de la vicegobernadora María Eugenia Bielsa (de lo mejor que tiene la administración provincial) jamás podría haber sucedido con las cooperativas de los 80, y muy difícilmente con el esquema que la Legislatura va camino a aprobar.
* Quienes pretendan erigirse en intendentes, concejales, legisladores provinciales, gobernador y vice o presidentes de comuna deberán estar munidos de una frondosa billetera capaz de sortear dos elecciones: las primarias y las generales. ¿Cuántos de los dirigentes capaces, honestos y alejados de las burocracias partidarias están en condiciones de asumir ese doble gasto?
* ¿Qué destino les espera a los nuevos partidos, cuáles son las facilidades que se contemplan para la aparición de nuevas agrupaciones?
* Por añadidura, queda más que claro que los aparatos seguirán dominando la escena, esta vez maquillados por el pomposo título de "elecciones primarias".
* Más allá de lo que sucede en las grandes ciudades de la provincia, ¿cuál es la suerte que correrán las uniones vecinales que gobiernan no pocas localidades del interior?
Un funcionario con despacho en Balcarce 50 se sacó de encima la cuestión del grado de participación en las internas abiertas como si espantara una mosca: "Si muchos ni siquiera se preocupan en ir a votar en los comicios a presidente o a gobernador, menos van a ir a anotarse al Tribunal Electoral para dejar sentada su decisión de no concurrir a las urnas en las internas".
La ausencia de un diálogo abierto con los ciudadanos para explicar este tipo de detalles, que forman parte del núcleo básico del esquema que podría alumbrar el próximo jueves, hizo que el peronismo se repliegue sobre sí mismo y le regale todo el escenario a la oposición.
Con sus justificaciones brutales, su internismo rebosante y la ausencia de personajes presentables a la hora de pelear el mano a mano mediático, el justicialismo está a punto de hacerles perder la batalla a quienes creen que la ley de lemas es un sistema perfectible.
Paradojas santafesinas: el dirigente que fue dos veces gobernador gracias a la ley de lemas es el más convencido de los peronistas sobre la inutilidad de mantener el esquema que lo catapultó al poder. Quienes perdieron las elecciones desde el 83 hasta hoy en el ámbito provincial están a punto de cantar victoria.
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