Educación: El valor de la palabra

Marcela Isaías/ La Capital

En ocasión de una conferencia sobre cómo se enseñan valores en la escuela, el educador de la Universidad Nacional de Cuyo, Roberto Follari insistía con la idea de que "es preciso poner palabras" donde no existen.

Lo hacía en referencia al lugar donde la palabra adulta no siempre está presente, o bien donde la violencia la ha reemplazado. Ejemplos de esto podrían encontrarse a montones en la vida cotidiana, lo cual incluye al ámbito escolar y familiar.

A pocos días de la tragedia de Carmen de Patagones, donde un adolescente de 15 años mató a tres compañeros e hirió a otros en un acto irracional, la reflexión de Roberto Follari sirve de puntapié para pensar cuánto y de qué manera se dialoga entre las distintas generaciones.

Precisamente, acompañando el dolor que por estos días sacude a una población y conmueve a la sociedad, en particular a las escuelas del país, además de declarar dos días de duelo, el Ministerio de Educación de la Nación envió un texto a los establecimientos educativos para que sea leído en cada aula.

Además de describir la tragedia como un hecho inédito para el país, y que por tal motivo no puede ser reducido a "lecturas simplistas o generalizaciones imprudentes", la carta invita a recuperar el valor del diálogo y de la palabra. "Frente a la proliferación de las armas en muchos ámbitos de la vida cotidiana, los argentinos debemos oponer con fuerza formas de cuidado mutuo basadas en la justicia, el respeto y la tolerancia", señala el texto de Educación. Y de manera inmediata agrega: "Se vuelve una tarea permanente no dejar que las armas reemplacen el lugar de las palabras. No podemos permitir de ninguna manera que las armas lleguen a las manos de los niños y de los jóvenes. Esta es una responsabilidad que los adultos no podemos eludir"

Sin embargo, también se detiene a señalar el papel que tiene la escuela al decir que enseña con sus palabras, pero también con sus silencios: "Hoy hay que colocarle palabras al horror. El mensaje de valores más poderoso que podemos brindar es nuestro propio ejemplo. Los niños y jóvenes aprenden por lo que hacemos y por lo que decimos. No hay ningún valor más importante para difundir en las escuelas que el respeto a la vida propia y ajena", apunta el mensaje oficial.

Y a decir verdad, la reflexión a la que se invita sirve para todos los ámbitos y hechos que relacionan la agresión, el maltrato y la violencia con los menores. No es casual que la pedagoga argentina Marta Souto, en un informe preparado por el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, haya señalado que en lugar de hablar de violencia es más apropiado hablar de violencias en plural.

Al respecto describe a la violencia en la escuela diferenciada en dos grandes grupos: aquella denominada objetiva, y donde se involucran los delitos criminalísticos, los golpes, los robos y las agresiones; y otra llamada simbólica, puesto que "la violencia no es sólo el golpe, sino también lo es el trato despectivo, el chiste discriminatorio o cualquier tipo de maltrato verbal."

En más de una oportunidad distintos especialistas ligados a la educación se han detenido a analizar y a opinar sobre hechos de este tipo protagonizados por niños y adolescentes -claro que hasta el momento ninguno de la magnitud como lo vivido en esta semana y que se asemeja a los países donde la violencia es cotidiana en cualquier ámbito-. Estos expertos han disentido en opiniones, pero han coincidido en que el diálogo y el lugar de la escucha es fundamental para contrarrestar la violencia. Y en esto, padres y adultos en general (indican una y otra vez) tienen su cuota de responsabilidad.